González y el efecto secundario
Las declaraciones de Felipe González, el pasado martes, criticando la falta de proyecto del nuevo equipo dirigente del PSOE, preocupan más a la ejecutiva del partido por el efecto que puedan tener dentro de la organización que por su repercusión en la opinión pública, donde creen que tendrán corta vida. La ejecutiva teme que las críticas del ex presidente del Gobierno tengan consecuencias desmoralizadoras para quienes están trabajando con y para la nueva dirección, y, en sentido contrario, supongan una inyeccion de ánimo para quienes se sienten agraviados o mal utilizados.
'Será mejor que esos compañeros no se equivoquen y crean que algo ha cambiado en nuestra manera de preparar las próximas listas electorales', advierte un destacado miembro de la actual ejecutiva.
Algunos diputados creen que la ejecutiva ha filtrado una lista de diputados 'felipistas' y 'guerristas' a los que la nueva dirección no renovaría la confianza
'Seguiremos promoviendo a quienes creamos que pueden ganar, al margen de su curriculum anterior, y si algunos creen que ahora tienen más fuerza, no tienen más que probar', se irrita otro dirigente federal. Luego, más tranquilo, añade: 'González no es patrimonio de un sector del partido ni puede ser utilizado por unos contra otros. Es patrimonio de todos. De nosotros, también'. De hecho, González cenó con Zapatero, Trinidad Jiménez y un grupo de empresarios el día antes de la presentación del libro en el que se produjo el incidente.
Y estaba previsto que hoy, domingo, González se recluyera en un parador castellano con el equipo de exteriores del partido socialista para ayudar a preparar un programa para Europa.
Muchos dirigentes del PSOE se preguntan si las repentinas críticas de González fueron una respuesta a bote pronto al malestar que había provocado el fin de semana anterior la existencia de una lista de supuestos diputados 'felipistas' y 'guerristas' que perderían su escaño en la próxima convocatoria.
De Rosa Conde a José Acosta
La lista, difundida en una crónica de la agencia Colpisa, incluye a personajes como Rosa Conde, Salvador Clotas, Ángeles Amador, José Acosta, Cipriá Ciscar, Cristina Alberdi, Carlos Navarrete o Ludivina García Arias, e incluso duda de la 'renovación' como diputados nacionales de políticos como Juan Manuel Eguiagaray o Joaquín Leguina.
Una parte de los afectados atribuyó inmediatamente el origen de la información a la nueva ejecutiva, o al menos a uno de sus miembros, que habría lanzado un 'globo sonda' para preparar los ánimos y calibrar las reacciones. La lista circuló de mano en mano durante el fin de semana y provocó airadas reacciones.
Personas próximas a Felipe González niegan, sin embargo, que las críticas del ex presidente tuvieran algo que ver con la defensa de los miembros de la famosa lista. 'No es algo que haya dicho ahora, de repente y por un motivo concreto. Hemos oído esos comentarios de González en otras ocasiones', asegura un diputado que sigue manteniendo una relación personal con González. Otros recuerdan que González estaba comentando un libro en concreto (El relevo, de Gonzalo Lopez Alba), que llevó subrayado al acto y que presenta un retrato suyo frío e incómodo.
En cualquier caso, las críticas del ex presidente pueden ser compartidas, en términos genéricos, por otros miembros del equipo anterior. La mayoría afirma, sin embargo, haberlas recibido 'con disgusto'. 'Tenemos asumido que el nuevo secretario general es Rodríguez Zapatero, nadie quiere moverle la silla y nadie tiene ganas de importunarle, mucho menos a dos meses de un debate sobre el estado de la nación en el que todos tenemos esperanzas', afirma uno de los máximos representantes de ese sector. Para las elecciones generales todavía falta tiempo, prosigue, y el partido socialista tiene que estar más preocupado por el enorme giro a la derecha que está dando el Gobierno de Aznar en todos los sentidos que por empezar a discutir nombres. 'Si hay que hacerlo, se hará, pero no ahora', concluye.
José Luis Rodríguez Zapatero, a quien las frases de González dejaron desencajado, aunque se esforzara por ocultarlo detrás de una aparente tranquilidad y de una abierta sonrisa, ha rehuido cualquier tipo de contestación a González o de crítica. Sólo ha dejado ver su contenido enfado a sus más allegados y de forma indirecta: 'Me preocupa más lo que ha ocurrido por el propio Felipe que por mí. Al final es él quien más sufre las consecuencias de cosas como éstas'. El secretario general mantiene que los votantes del PSOE están más cerca hoy día de él que de Felipe González, y que su imagen no recibe daño ante la opinión pública por incidentes como éste.
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