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Reportaje:

La caída del 'Dios del Fútbol'

Kohler se retira tras precipitar con un error la derrota del Borussia en la final de la UEFA

Diego Torres

El Dios del Fútbol, medio calvo y entumecido, no pudo frenar a Tomasson sin cogerlo de la camiseta y barrerlo hasta que cayó en el área. Así se despidió Jurgen Kohler de su carrera como jugador. Fue en el minuto 31 de la final de la Copa de la UEFA que jugaron su equipo, el Borussia, y el Feyenoord, en Rotterdam. A sus 36 años, este central de la vieja escuela germana se había quedado sin gasolina en el peor momento: frente al delantero más rápido del rival, el danés Jon Dahl Tomasson, que se llevó el balón como una bala hacia el área del Borussia.

Sorprendido y lento Kohler no pudo más que zancadiller a su rival. El árbitro le mostró la tarjeta roja y él se marchó lentamente. Pasó por encima de la valla publicitaria y se perdió en los vestuarios. Van Hooijdonk anotó el panalti y los holandeses se adelantaron (1-0).

'Me siento horrible', dijo Kohler, tras la derrota final (3-2). 'Pero fue una falta y no existen motivos para que me queje. La mía ha sido una carrera tan grandiosa... Ahora creo que hay un pequeño punto negro en mi camisa blanca'.

Kohler nació en Mannheim, en el oeste industrial de Alamania, en una familia pobre. Perfeccionista, campechano, introvertido, en su país sorprendió que se sacara el título de entrenador. Su próximo trabajo será como técnico de las selecciones juveniles.

Como muchos centrales, Kohler tuvo una larga vida útil. Comenzó en el Waldhof Mannheim y fichó por el Colonia. Luego lo contrató el Bayern y de ahí saltó al Juventus. Jugó cuatro años en Italia y consiguió trabar amistad con su ídolo, el delantero holandés del Milan, Marco van Basten. En la Eurocopa de 1988 Van Basten le había ganado el duelo, marcando el gol decisivo de la semifinal. En Italia se enfrentaron nueve veces. Un día Van Basten le dio una inesperada alegría cuando le pidió la camiseta. Kohler, ganador del Mundial de 1990, no restó trascendencia al hecho: 'El día que Van Basten me pidió la camiseta me convertí un jugador de categoría internacional'.

Le dieron por acabado cuando fichó por el Borussia. Pero ganó la Copa de Europa en 1997 y su carácter amargo se suavizó. Entonces las gradas del Westfalenstadion le demostraron su afecto lo mismo que los 100.000 aficionados amarillos reunidos ayer en Dortmund para celebrar el título de Liga al grito de: '¡Jurgen Kohler Fossballgot!' [¡Jurgen Kohler Dios del Fútbol!].

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Sobre la firma

Diego Torres
Es licenciado en Derecho, máster en Periodismo por la UAM, especializado en información de Deportes desde que comenzó a trabajar para El País en el verano de 1997. Ha cubierto cinco Juegos Olímpicos, cinco Mundiales de Fútbol y seis Eurocopas.

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