Aterriza el misterio chino
150 periodistas y 65 miembros de la NBA acuden a Chicago a presenciar el primer entrenamiento de Yao Ming en Estados Unidos
Puede que el miércoles haya sido el primer día de la dinastía Ming en la NBA. De Chicago a Nueva York, de San Francisco a Miami. No hay periódico en Estados Unidos que no recogiera en su edición de ayer jueves, la primera sesión de entrenamiento en Chicago del chino Yao Ming, la gran atracción del próximo draft de la NBA. Una horda de fotógrafos e informadores se congregaron en la pista para tomar las primeras imágenes de la muralla china de 226 centímetros y 21 años. En las gradas, directivos, entrenadores, ojeadores, todos muy pendientes de él. Pat Riley, Jerry Krause y el nuevo director de operaciones del Memphis Grizzlies, Jerry West, no quisieron perderse el acontecimiento. A la cita acudieron representantes de 24 de los 29 equipos que forman parte de la Liga Profesional estadounidense. En total, unos 150 periodistas y 65 miembros de la Liga estuvieron presentes en la pista de la Universidad de Loyola. Nada pasa desapercibido, su calentamiento, mecánica de tiro, uno contra uno. Hay quien cuenta todos sus tiros a canasta y saca el porcentaje, 30 de 52 en su primera tanda de lanzamientos y 2 de ocho en triples.
El jugador llegó a la cancha de entrenamiento en limusina y cuando apareció en la pista, se oyeron gritos de asombro, como si aún alguno de los presentes no se creyera que pudiera ser tan alto. Fue una sesión de una hora en la que se tomaron las primeras conclusiones. Quien vio a Ming por primera vez, destacó que se trata de un baloncestista con conocimiento del juego y una asombrosa capacidad de lanzamiento para su altura. Aunque no es un canijo, necesita coger fuerza para enfrentarse a los grandes armarios de la Liga. A día de hoy no hay dudas de que el chino tendrá que mejorar mucho su presencia física si tiene que enfrentrarse a Shaquille O'Neal, Alonzo Mourning o David Robinson.
'Es sorprendente la cantidad de cosas que puede hacer para ser un jugador de ese tamaño. Ya sabe lo más difícil, que es jugar al baloncesto, así que lo único que le hace falta es que pase una temporada por la sala de musculación', comentó P. J. Carlesimo, técnico que dirigió el improvisado entrenamiento. Lo peor su poca coordinación a la hora de saltar y su falta de instinto defensivo. También preocupa la diferencia de intensidad y agresividad del baloncesto chino y el de la NBA. A los 25 minutos del entrenamiento, Ming dio muestras de cansancio, por lo que se sospecha que el jugador deberá adaptarse a un nuevo ritmo de competición y a partidos mucho más intensos que en la Liga de su país. Hay quien ya le ha encontrado parecido al holandés Rick Smits, pívot del Indiana Pacers, retirado hace dos temporadas.
En definitiva, un jugador que a pesar de altura parece más cómodo en el juego de perímetro que en el poste bajo. Por eso, fue un entrenamiento hecho muy a su medida. Hubo poca oportunidad de verlo cerca de la canasta para ver sus movimientos. 'Nos gustaría ver lo que sabe hacer cerca del aro', dijo Jerry West cuando finalizó la sesión.
Yao Ming no hizo ninguna declaración al termino del entrenamiento pero sí envió un comunicado a los medios en los que agradeció la oportunidad de jugar en la NBA. Hasta el viernes estará en Estados Unidos, en el que celebrará una sesión privada para el Chicago Bulls, equipo que, junto al Golden State Warriors, es la franquicia con más posibilidades de tener la primera elección del draft. Memphis Grizzlies, el equipo de Pau Gasol, sigue de cerca al prodigio chino. Finalizó la temporada con el tercer peor balance de victorias-derrotas, y por tanto tras los Bulls y los Warriors será el equipo con mayor posibilidades de primer premio en la lotería del draft que se celebrará dentro de dos semanas.
Las directivas de la NBA van conociendo a cuentagotas las contraprestaciones que supondría elegir a Ming. A las ya conocidas, ayer se dio a conocer que el Shangai Sharks pedirá el traspaso de un jugador del equipo que lo seleccione para cubrir la baja de su estrella. Además, se tendrán que organizar clinics para sus antiguos compañeros. Los deportistas chinos son severamente controlados por su gobierno. Son obligados a anteponer sus compromisos con el equipo nacional antes que sus deberes contractuales. De este modo, el jugador estará centrado, a partir de ahora, en preparar el campeonato del mundo de Indianapolis con su selección.
El equipo que elija a Ming, no lo tendrá bajo su dirección hasta el 15 de septiembre. No está por tanto nada claro que el gigante esté presente en Nueva York, el próximo 26 de junio, para estrechar la mano del máximo mandatario de la NBA, David Stern, en la ceremonia del draft. Ming se convertirá en el tercer jugador chino que llegue a la NBA. Este mismo año llegaron a la Liga, Wang Zhi Zhi, que milita en el Dallas Mavericks, y Mengk Batere, fichado por el Denver Nuggets.
En función del vecindario
Jerry West, director de operaciones del Memphis Grizzlies, solicitó un entrenamiento privado para tener una opinión precisa sobre el Ming. Sin embargo, la petición fue denegada bajo la excusa de que no había tiempo. Para West no es un hecho casual. El directivo de los Grizzlies cree que el tanto por ciento de población china en Memphis tuvo mucho que ver. La capital de Tennesee no llega al 1% de compatriotas de Ming. Chicago y San Francisco, sedes de los equipos con más posibilidades de escoger al chino, tienen una mayor colonia asiática, alrededor de un 4%, un dato muy bien visto por el gobierno que preside Jiang Zemin. New York Knicks también tuvo la oportunidad de seguir a Ming en una sesión privada, también por la misma razón. Una de las cláusulas impuestas por el gobierno chino para dejar marchar al jugador es que si el ejecutivo no estuviera de acuerdo con el equipo que eligiera al jugador podría vetar su marcha a la NBA.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.