Nuevos reaccionarios
Ahora que se acercan los preparativos para la elección de los candidatos para los próximos comicios locales es el momento de poner en evidencia la gestión y el comportamiento de nuestros gobernantes municipales, porque de esta forma obtendremos las claves de lo que más tarde ocurrirá en las autonómicas. Mientras que algunos se empecinan en centrar el debate, nada menos que a dos años vista, en si la consulta al pueblo andaluz sobre su gobierno tiene que ser junto a otras o no, se pasa por alto que en las municipales habrá al menos dos candidatos que optan a la presidencia de la Junta: Teófila Martínez (PP) en Cádiz capital y Pedro Pacheco (PSA) en Jerez. A los dos les sirve de aval principal su gestión al frente de sus respectivos ayuntamientos, no sólo para revalidar su continuidad como alcaldes, sino también para aspirar, con el respaldo de su experiencia, a la Presidencia. Así, Martínez se jacta de poner en valor su obra clave como es el soterramiento de la vía del tren a su paso por la ciudad, aunque hay que señalar que este modelo, en el que han participado tanto el Gobierno central como la Junta de Andalucía y el mismo Ayuntamiento gaditano, el Ejecutivo de Madrid rechaza repetirlo tanto en Málaga como en Almería, así que se trata de una actuación de difícil venta electoral fuera de la capital gaditana, a no ser que se arriesgue a que le pongan en un serio compromiso en aquellos lugares en donde reclaman un tratamiento cuanto menos similar. Si a esto se une el hecho de que el Ejecutivo central niega recursos comunitarios para Andalucía al costear las obras del AVE Córdoba-Málaga con los Fondos Estructurales en vez de con los de Cohesión, se pone de manifiesto lo poco que tienen en cuentan en la Moncloa no ya a los andaluces en general, sino a los dirigentes populares de esta comunidad en particular.
Persecución en Cádiz
Pero al margen de obras públicas, por otro lado de obligado cumplimiento por parte de las distintas administraciones, la labor municipal debe servir, además, para subrayar el talante de nuestros gobernantes, que más tarde podrían trasladar a su trayectoria como máximos responsables de los destinos de los andaluces. Es aquí donde el panorama no resulta nada halagüeño a pesar de lo que se destila en medios próximos, como ocurre con Martínez.
Cuando en media Europa se encienden las luces de alarma por la ola de intolerancia o fascismo rampante que se está produciendo con la persecución del contrario o simplemente del diferente, resulta que aquí en Andalucía asistimos al gesto continuo que se produce en el Ayuntamiento que preside la jefa de la oposición en Andalucía, caracterizado por perseguir a todo aquel que ose llevarle la contraria, empleando para ello a los policías locales o el descrédito público cuando no a los notarios o las amenazas de querellas. Con estos antecedentes no es de extrañar la falta de cintura que demuestran para aceptar las críticas, hasta el punto de poner en el centro de mira de sus iras a colectivos profesionales o a comerciantes, por no decir ya a modestos dirigentes vecinales o periodistas.
Eso está pasando en Cádiz y parece que parte de la opinión pública, o publicada, no se quiere dar por enterada, haciendo una exquisita división entre lo que es lo local y lo concerniente a la vida autonómica, como si para nada tuviera que ver el clima viciado que se percibe en determinados ámbitos. De este modo, por mucha propaganda que le echen a la cosa, lo cierto y verdad es que los gestos de intolerancia que se dan en la paradójicamente llamada 'cuna de la libertad' pueden pesar en el futuro de Martínez, más incluso que el éxito de sus obras públicas, creando así el cuadro necesario para que de una vez por todas el electorado de centro izquierda, al menos en esta ciudad, se movilice lo suficiente como para reaccionar. Con estas premisas, no es de extrañar que por fin el presidente de la Diputación de Cádiz, el socialista Rafael Román, decida presentarse como candidato a la alcaldía de la ciudad, una operación más que difícil que bien podría asumir cuanto menos por higiene democrática.
El secretario general del PP, Javier Arenas, llamaba días atrás a los que se oponen a las reformas planteadas en el subsidio agrario y el antiguo PER 'nuevos reaccionarios'. Está claro que para nada se refería a lo que está sucediendo en Cádiz, sino más bien al resto de partidos políticos y sindicatos que se han mostrado en contra de esos cambios que tanto van a afectar al entramado social de la Andalucía rural. Las organizaciones sindicales ya piensan incardinar su protesta con la que en todo el ámbito estatal preparan UGT y CC OO y que podría desembocar en una huelga general, en fechas próximas a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la UE que a finales de junio se va a celebrar en Sevilla. Una cita para la que también se adecuan los socialistas asumiendo en la Conferencia política sobre la Segunda Modernización de Andalucía, organizada para este fin de semana en Granada, tesis ya abordadas en el Foro de Porto Alegre. Todo hace indicar que de esta cita no saldrá propuesta alguna de reforma del Estatuto de Autonomía, aunque queda por determinar si Chaves ha cerrado finalmente la puerta a esta posibilidad, ya que no es descartable que opte por esta salida de cara al Pleno que sobre este asunto se celebrará en el Parlamento Andaluz el próximo 8 de mayo.
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