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Reportaje:

Espacio de sueños

Castellón acoge una gran escultura interactiva, obra del inglés Maurice Agis, que explora la creación espacial

María Fabra

Es una gran catedral con vidrieras de colores y espacios de recogimiento. El útero materno en el que todo ser humano ha estado una vez y del que ha salido, después de gozar y sufrir. Es un pulmón en el que el aire fluye de forma continua. La barriga de un pez arco iris. El resultado de una experiencia con drogas de síntesis. Es un paseo por el País de las Maravillas. La instalación de Maurice Agis, la cuarta de la serie Dreamspace, es todo eso y aunque su autor no haya querido reflejar estos significados.

Objetivamente, Dreamspace es una estructura perecedera de 50 x 50 y seis metros de altura, conformada por 150 láminas muy finas, idénticas en forma y tamaño, de plástico translúcido. Desde fuera sólo llama la atención por su tamaño. Azul, verde, amarillo, rojo y gris son los únicos colores de la instalación que, por efecto de la luz, se convierten en miles. La construcción se rellena de aire, con la ayuda de ocho ventiladores industriales. Pero cuando se participa de la obra, la cosa cambia. Para ser parte de Dreamspace hay que quitarse los zapatos, ponerse una capa de color, y entrar en la escultura. La luz penetra las láminas de plástico e inunda un espacio de aperturas ovales.

Maurice Agis inició su carrera en la abstracción de la escuela constructivista. Tiene 71 años y hace 40 empezó con las construcciones tridimensionales. Cuenta que comenzó por una insatisfacción con las fórmulas de modernidad, allá en los sesenta, e inició la experimentación con el espacio. Realmente, lo suyo es el manejo de los elementos fundamentales de la escultura, la proporción, la forma, el color y el espacio, unidos al sonido y al movimiento. En 1967 recibio el Premio Internacional Sikkens por 'su concepción de estructuras espaciales y por la significación de estos conceptos en el medio urbano'. Dice que lo suyo no es una obra acabada, ni ésta ni ninguna de las anteriores, sino un proceso de investigación sobre los fundamentos del arte. Aunque ahora se siente más cerca de lo que encierra su mente.

Al principio, sus instalaciones se 'metieron' en museos, pero con dos experiencias, comprendió que debía trasladarse a espacios abiertos para intensificar la relación con el público. Así, no discrimina en razón de edad, género, bagaje étnico o cultural o creencias personales. Sólo cuesta tres euros y los espectadores se convierten en participantes y la persona es el centro del acontecimiento, que es precisamente lo que busca el autor. Que la gente entre, se siente, medite, reflexione sobre sus sentimientos, ría, cante, baile, sin gritar ni correr. Para Agis, el verdadero logro es que cada persona, o cada grupo , 'colonice' su espacio por razones creativas. Así, ayer, se mostraba ilusionado al conocer el permiso solicitado para la actuación de una coral en su instalación.

La llegada de Dreamspace a Castellón ha sido posible por el empeño del director de la Escuela de Artes y Diseño de Castellón, Alain Campos, que conoció el trabajo de Agis y no paró hasta conseguir su objetivo. Además, ha contado con la ayuda, imprescindible, de alumnos y profesores de la escuela que ha colaborado en el montaje y lo harán en el mantenimiento de la obra hasta el próximo 19 de mayo. Además, el Ayuntamiento ha colaborado con motivo de los 750 años de la fundación de la ciudad. Ahora, la estructura se alza en la capital de La Plana, en un solar que en un futuro estará ocupado por una construcción de hormigón. Pero mientras, existe un espacio de sueños.

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