'Sé que para llegar a ser una gran pianista debo arriesgarme'
Por el cuerpo pequeño y los andares silenciosos, muchos dirían que Hélène Grimaud es una mujer frágil. Pero luego se sienta y te mira constantemente a los ojos con los suyos de color azul intenso y entonces sabes que derrocha seguridad, energía. Después te cuenta que vive con cuatro lobos como parte de un programa de conservación de animales carnívoros en extinción y todo se confirma. 'Así puedo juntar todas mis vocaciones', explica. Y es que de pequeña iba para bióloga, pero esta intérprete francesa, residente en Estados Unidos, de 32 años e ideas muy claras, es una de las grandes promesas del piano.
Apuesta fuerte: 'He debutado en Madrid al 60% de mis posibilidades porque me caí y me lesioné el hombro hace días. La respuesta generosa del público ha hecho que al final merezca la pena. Podía haber cancelado, lo pensé, pero sé que para ser una buena pianista tengo que arriesgarme', asegura Grimaud. Ella cuenta con esa pequeña pócima de suerte imprescindible en su profesión. 'En la música hay algo de magia negra', dice. 'Eso también la hace atractiva'.
Igual que cosas incomprensibles en algunas partituras y en compositores como Beethoven: 'Creces con él, lo dejas, vuelves a alguna de sus obras y descubres cosas nuevas. Eso es lo que me gusta de la música, que siempre te sientes aprendiendo. Mira las últimas sonatas de Beethoven; tienen algo de sagrado, algo escondido en lo más profundo de la conciencia. Son un viaje, debes viajar con ellas y recrearlas, es lo que nos vuelve humildes y lo que nos estimula'.
Forma parte de una brillante generación de nuevos intérpretes del piano, donde también están Leif Ove Andsnes, Olli Mustonen, Arcadi Volodos o Evgeni Kissin. Cree que les define la variedad. 'Ahí está nuestro atractivo, y también en que nos enfrentamos al repertorio con más delicadeza'.
Es de las escasas pianistas que defiende la Corriente Auténtica del barroco, por ejemplo: 'Creo que hay que ser abierto a experimentar con instrumentos de época, suelo probar con los pianos que usaban Beethoven o Schubert, me dan un sonido muy transparente, aunque claro, hay piezas que se escribieron para traspasar la barrera del tiempo'.
Incluso de éste, en el que los compositores no escriben casi para piano: 'Prefieren la voz y otras cuerdas, creo que se sienten intimidados por este instrumento'. Lo mismo que ella se ha sentido con Jean Marie Le Pen: 'Vivo lejos de Francia, pero ha sido incomprensible. No puedo aceptar las posturas del fanatismo, creo en la apertura, la libertad y el individuo'.
Babelia
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