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Crónica:La jornada de Liga | FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Alavés deja al Zaragoza al borde de Segunda

El Zaragoza se ha encontrado tan de golpe en los puestos de descenso que la falta de costumbre a vivir en el alambre le ha dejado inerme. Lejos de atisbar indicios de recuperación, va directo a Segunda. Quien le enseñó ayer el camino fue el Alavés, un equipo que por primera vez en varios meses recuperó la realidad europea. Ha regresado al séptimo puesto, una plaza que supone jugar el año próximo la UEFA, esa competición de la que se enamoró el año pasado a primera vista.

Este año, sin embargo, el Alavés es otro. Carece de la chispa y la alegría de entonces. Sólo en ocasiones aisladas, como ayer, recuerda algo de lo que fue. Los jugadores de Marcos Alonso se lo permitieron abiertamente. Su defensa fue de escándalo. Aparecieron en Mendizorroza con un desastre táctico que les tuvo mareados. Para cuando quisieron espabilar, ya perdían. Entonces le entró el agobio y la ansiedad. Nadie puso la serenidad, salvo casuales chispazos de Garitano primero y de Acuña después. El partido entró en la senda que quería el Alavés, mucho más cómodo al contragolpe. El equipo de Mané dispuso de un puñado de ocasiones para golear, pero sus tantos llegaron en jugadas de circo, siempre por enormes errores en la defensa del Zaragoza. Graves síntomas de equipo perdedor.

ALAVÉS 2| ZARAGOZA 1

Alavés: Herrera; Geli, Coloccini, Téllez, Llorens; Turiel, Pablo; Magno (Mara, m. 63), Jordi (Desio, m. 88), Ibon Begoña; e Iván Alonso (Rubén Navarro, m. 70). Zaragoza: Lainez; Rebosio, César (Esquerdinha, m. 46), Paco, Pablo (Acuña, m. 47); Komljenovic; Marcos Vales, José Ignacio, Garitano (Galletti, m. 59), Juanele; y Milosevic. Goles: 1-0. M. 10. Rebosio, en propia puerta tras un centro de Jordi que no atrapa Lainez. 2-0. M. 46. Geli, de falta directa, cuela el balón entre las piernas de la barrera. 2-1. M. 74. Marcos Vales remata sobre la línea de gol una jugada individual de Milosevic, que supera a Coloccini, Geli y Herrera. Árbitro: Turienzo. Amonestó a Coloccini, Jordi, Mara y Herrera por el Alavés; y a Marcos Vales, Garitano, César, Pablo, Komljenovic por el Zaragoza. 16.124 espectadores en Mendizorroza, 1.300 de ellos seguidores zaragocistas. Se guardó un minuto de silencio por la muerte del ex pelotari José María Palacios, Ogueta.

El Zaragoza se ha encontrado tan de golpe en los puestos de descenso que la falta de costumbre a vivir en el alambre le ha dejado inerme. Lejos de atisbar indicios de recuperación, va directo a Segunda. Quien le enseñó ayer el camino fue el Alavés, un equipo que por primera vez en varios meses recuperó la realidad europea. Ha regresado al séptimo puesto, una plaza que supone jugar el año próximo la UEFA, esa competición de la que se enamoró el año pasado a primera vista.

Este año, sin embargo, el Alavés es otro. Carece de la chispa y la alegría de entonces. Sólo en ocasiones aisladas, como ayer, recuerda algo de lo que fue. Los jugadores de Marcos Alonso se lo permitieron abiertamente. Su defensa fue de escándalo. Aparecieron en Mendizorroza con un desastre táctico que les tuvo mareados. Para cuando quisieron espabilar, ya perdían. Entonces le entró el agobio y la ansiedad. Nadie puso la serenidad, salvo casuales chispazos de Garitano primero y de Acuña después. El partido entró en la senda que quería el Alavés, mucho más cómodo al contragolpe. El equipo de Mané dispuso de un puñado de ocasiones para golear, pero sus tantos llegaron en jugadas de circo, siempre por enormes errores en la defensa del Zaragoza. Graves síntomas de equipo perdedor.

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