El nuevo radical europeo

El indignante panfleto propagandístico de Ignacio Ramonet publicado el 17 de abril merece una respuesta.

Lástima que no tenga espacio suficiente para poner en evidencia punto a punto tanta falsedad sobre la Venezuela que usted, señor Ramonet, perfila en su artículo. La suya es una visión típica del nuevo radical europeo que se amolda -desde la comodidad de su país, eso sí- a tópicos añejos, sin reflexión honesta, no vaya a ser que se detecte falta de compromiso, que pierda el respeto de sus correligionarios.

Cómo se nota que usted no ha tenido que vivir bajo Chávez. Cómo se nota, además, que no conoce usted a los venezolanos de hoy, ni de dónde venimos.

Es muy posible que el 70% de los venezolanos esté en la pobreza, aunque el umbral de la pobreza siempre sea discutible. Es verdad que Acción Democrática y Copei fueron corruptos y poco lograron en el sentido de eliminarla. ¿Pero cree usted de verdad que ese 30% restante somos esos seres insensibles, racistas, que nada nos importan el resto de los venezolanos, y parte de 'alianzas neoconservadoras' que sólo pretendemos perpetuar nuestros privilegios? ¿Cuáles privilegios, realmente?

Quizá el derecho de mantener propiedad privada, el de tener profesionales en Petróleos de Venezuela que estén preparados, el de evitar que se politice la educación de los niños venezolanos, el de mantener la dignidad del país maltrecha por un megalómano a veces enloquecido... Señor Ramonet, ¿ha escuchado usted los discursos de Chávez? Y después de hacerlo, ¿puede usted creer todas las cosas que usted mismo ha escrito?

Chávez no ha eliminado un ápice la pobreza, no ha mejorado ninguno de los indicadores de desarrollo humano. Por el contrario, ha incrementado la corrupción y el número semanal de asesinatos; ha instaurado un régimen intimidante, a su medida, con una Constitución hecha por y para semianalfabetos, que busca, y logra, un odio de clases que no existía como tal.

Con su discurso incendiario y con su 'revolución' ha logrado, entre cosas peores, ensuciar para siempre el nombre de Bolívar. Venezuela, sus pobres incluidos y sobre todo ellos, le eligieron esperando honradez en la administración, eficacia en el gobierno, sujeción a la ley, fin de los vicios surgidos durante 40 años de democracia. Lo que se ha obtenido, sin embargo, es charlatanería humillante e incesante mientras el país se va al traste. No es tan extraño que Carmona se haya sentido tentado a cambiar todo de un plumazo, muy inocentemente, eso sí. En su artículo es tal la cantidad de inexactitudes, verdades sesgadas y simples mentiras que tiene uno dónde escoger a placer. Escojamos: 'Chávez no había mandado a disparar contra los manifestantes... me refiero al montaje trucado y falseado por Venevisión'. Pues bien, en ese 'montaje trucado y falseado', mucha gente reconoció a un político del MVR, el más radical de los partidos chavistas, disparando repetidamente.