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Una madre denuncia a las hijas por maltratar al padre, enfermo terminal

Las hermanas, de 12 y 17 años, reconocen las agresiones, pero no explican por qué lo hacían

Una madre ha denunciado a sus dos hijas de 17 y 12 años ante el grupo de menores de la policía de Zaragoza harta de soportar los malos tratos que le infligían a ella y a su marido. Las niñas pegaban a su padre, enfermo de cáncer en estado terminal, a quien incluso llegaron a arrastrar por el pasillo ante la continua ira de la madre. La Fiscalía de Menores, que instruye el caso, ha optado por alejarlas del domicilio familiar y abrir un estudio sobre su comportamiento. Ambas han reconocido ante la policía que daban a su padres 'puñetazos, bofetadas y a veces patadas' sin explicar por qué.

Los psicólogos están estudiando el caso para saber si se trata de una patología o si obedece a una actitud de rebeldía. En ocasiones, según el fiscal, la excesiva permisividad de los padres durante años es la causa de que los hijos reaccionen contra ellos cuando éstos pretenden, ya tarde, modificar su conducta. A veces los menores 'no toleran ese cambio de actitud' de los tutores, explica el fiscal de menores de Zaragoza, Carlos Sancho. Las niñas están ahora en régimen de protección porque la situación en su casa era insostenible. Cuando finalice el estudio psicológico se determinará si pueden volver o quedarse en manos de las instituciones regionales. Por lo que ha trascendido, no se trata de una familia desestructurada.

Sancho recuerda a los ciudadanos que 'deben saber que los hijos tienen que respetar a los padres y obedecerles hasta los 16 años. Si esto no ocurre, o fueran los padres los que agreden a los hijos, hay mecanismos suficientes para actuar. La Fiscalía no tolera situaciones de este tipo'. 'Estos casos no son frecuentes, pero desgraciadamente, en alguna ocasión, ocurren'.

El caso más parecido en la comunidad de Aragón es el de un matrimonio de Ejea de los Caballeros (Zaragoza) que en 1999 renunció a la patria potestad de sus hijos, de 19 y 20 años. Éstos sólo acudían a casa a comer y dormir y también maltrataron a los padres alguna vez. La obligación de los progenitores es cuidar a sus hijos hasta que tengan medios para independizarse, pero en este caso, los tribunales dictaminaron que los jóvenes debían abandonar la casa familiar y sus pertenencias y eximieron a los padres de mantenerlos. La juez consideró que los hijos no habían aprovechado la educación ni los empleos que los padres les procuraron.

Carlos Sancho recuerda que la Fiscalía reacciona ante situaciones como esta 'porque los padres no tienen por qué soportar esas vejaciones'. 'En estos casos la medida no es la cárcel, es el alejamiento de la familia para evitar que se reiteren este tipo de actos', explica Sancho.

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