Eugenio de Mora, herido menos grave en el tercero

El revolcón que Eugenio de Mora recibió en la faena a su primer toro, el tercero de la tarde, que aparentemente sólo le había dado un pequeño puntazo en el glúteo derecho, se saldó en realidad con una cornada de seis centímetros de trayectoria hacia abajo y con una fuerte contusión en la mano derecha que, aún a las puertas de la enfermería, era lo que más preocupaba a su apoderado, Pablo Lozano.

Lo más grave es que el golpe recibido en la extremidad cae sobre la fractura del hueso metacarpiano que De Mora sufrió el pasado 12 de julio en Pamplona al saltar la barrera. Entonces estuvo un mes de baja. Ahora, el parte facultativo le otorga un pronóstico menos grave, pero la lesión en la mano queda pendiente de estudio radiológico. El matador fue operado en la misma plaza, por lo que no pudo continuar la lidia, y quedó ingresado ayer tarde en la clínica Sagrado Corazón.

Por otra parte, el trajín en los corrales de la plaza alcanzó ayer su grado máximo, hasta ahora. El reconocimiento veterinario de la corrida de Manolo González-González Sánchez Dalp se retrasó hasta pasadas las 14.00 por la exhibición de enganches que se celebró por la mañana. Su resultado, finalmente, fue desolador. Sólo fue aprobado uno de los toros de todo el encierro. El ganadero se negó a traer más reses a la Maestranza, argumentando que lo presentado inicialmente era lo mejor que tenía. Además, decidió retirar el animal que sí había logrado pasar el examen veterinario.

Así, el cartel para esta tarde, compuesto por Paco Ojeda, Joselito y Enrique Ponce, estaba ayer, al cierre de esta edición, compuesto y sin novio. O sea, sin ganado. Tras el festejo, empresa y veterinarios se disponían 'a ver corridas', según dijo Ramón Valencia, gerente de la plaza, que marchaba presuroso en busca de un encierro para hoy.