'Gran Hermano' se desinfla

Gran Hermano, el formato televisivo con mayor repercusión social de los últimos años, comienza a mostrar signos de cansancio. El programa que ha revolucionado el universo audiovisual se adentra en la tercera temporada con menos empuje que en las dos anteriores. Gran Hermano 3 ha perdido parte de su esencia: escudriñar las 24 horas en la cárcel catódica. En la remozada entrega, que Tele 5 comenzó a emitir hace dos semanas, ninguna plataforma se ha lanzado a retransmitir la vida en directo, una función que anteriormente desempeñaron Vía Digital y Quiero.

El reinado de Gran Hermano parece, pues, que se desinfla. El jueves pasado sufrió su primer resbalón: congregó casi dos millones menos de seguidores que Cuéntame (TVE-1). En cifras, 4.691.000 espectadores frente a 6.345.000. El 27 de julio de 2001, la casa de Gran Hermano 2 cerraba sus puertas con una media de 9.304.000 seguidores. Un resultado un poco superior al alcanzado en la final del año anterior, cuando Ismael Beiro se hizo con el botín de 20 millones de pesetas y que se saldó con una audiencia de 9.105.000 personas.Pese al buen resultado final, GH-2 no consiguió igualar el éxito del primero.

Sin el factor sorpresa es difícil que el público mantenga el mismo nivel de expectación

La tercera entrega va por el mismo camino. Diversos factores influyen en el descenso de cifras. El más evidente, la pérdida del factor sorpresa. Cuando Gran Hermano irrumpió en los hogares españoles, en abril de 2000, su novedosa fórmula despertó un interés inusitado entre los espectadores, que observaron con gran curiosidad un experimento -'sociológico' para sus defensores- donde cámaras omnipresentes invadían la intimidad de 12 personas desconocidas encerradas en una casa prefabricada. El filósofo Gustavo Bueno lo tildó de 'carnaza televisiva'. Pero el invento era tan nuevo que ni existía un nombre para el género.

Relativizada la baza de la novedad, resulta complicado que el público mantenga el mismo nivel de expectación, en especial cuando otras fórmulas han dado nuevas vueltas de tuerca al concepto contemporáneo de telerrealidad, especialmente Operación Triunfo (TVE-1), tal como señala Carlos Arnaz, analista de Corporación Multimedia. Además, GH-1 situó el listón muy alto para sus secuelas. Este hecho no se circunscribe sólo a España: el programa también ha perdido fuelle en otros países, como en Portugal y en Holanda.

Además del cambio de presentador -Pepe Navarro toma el testigo de Mercedes Milá-, en esta edición hay una tendencia hacia la guionización de los acontecimientos de la casa, actividades más dinámicas y una regeneración del formato con la incorporación de elementos propios de La granja o La radio, formatos que todavía no han llegado a las televisiones españolas.

Roberto Ontiveros, director de GH, prefiere hablar de 'implementaciones' en lugar de cambios. 'Había que tomar ciertas medidas, ya que la capacidad de los espectadores de deglutir televisión es enorme', dice. La dos primeras ediciones de Gran Hermano fueron prácticamente clónicas. 'Sólo un cambio significativo: las nominaciones subieron de dos a tres. De esta forma se evitaban los pactos', agrega Ontiveros, convencido de que es un formato 'con cuerda para rato'. Sin embargo, el contrato que vincula a Tele 5 con la productora del concurso, Zeppelin, integrada en Endemol, termina con esta tercera edición.

Tele 5 ha repetido la misma fórmula de años anteriores: la presencia constante del docushow en la programación. Estrategia que ha demostrado gran eficacia para las audiencias, gracias al efecto arrastre y la expectación generada en espacios como Día a día o Crónicas marcianas. En la escasa trayectoria de GH-3, el resumen de sobremesa ha reforzado ligeramente el resultado de A tu lado (14,9%). El segundo bloque, en el lugar dejado por El informal, ha tenido hasta la fecha un discreto poder de atracción, con un 20,4% de cuota de pantalla. El estreno de GH-3 (el pasado 4 de abril) superó por poco los arranques de las anteriores ediciones, con 6.596.000 espectadores (38,7%). Pero los siguientes datos han sido menos halagüeños.