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La policía cree que hubo un móvil sexual en el asesinato de un chico de 15 años en Fuenlabrada

Un año después de la muerte del joven, los investigadores carecen de pistas

F. Javier Barroso

El asesinato de Juan Carlos Jiménez Portillo, un vecino de Fuenlabrada de 15 años, ocurrido hace un año, tuvo trasfondo sexual. Ésa es la tesis que barajan los investigadores, según confirmaron fuentes policiales. La teoría que cobra fuerza es la de que un grupo de jóvenes quiso abusar del menor y, al resistirse éste, acabaron con su vida. Además, para servir de escarmiento a otras posibles víctimas, fue desnudado y abandonado en un descampado, donde le quemaron los testículos y las manos. Jiménez Portillo desapareció el miércoles 28 de febrero de 2001 cuando salía de unos juegos recreativos próximos a su domicilio, en la avenida de Extremadura, en El Arroyo de Fuenlabrada.

La alarma se disparó cuando Juan Carlos, que tenía previsto recoger a su hermano mayor -Sergio, de 21 años, empleado en una pescadería-, no se presentó a la cita. Su madre, Filomena Portillo, no le dio inicialmente importancia, ya que, al ser miércoles de Carnaval, pensó que se había ido de fiesta. Pero la preocupación aumentó cuando, a las once de la noche, el joven no había dado señales de vida. Sus padres denunciaron su desaparición en la comisaría de Fuenlabrada al día siguiente. El cadáver del chico fue encontrado el viernes por la tarde, dos días después de su desaparición, por un grupo de chavales que jugaba en un pinar del parque de Valdeserrano, cerca de la M-506. Juan Carlos estaba desnudo -sólo llevaba los calcetines puestos-, tenía cortes en el cuello y una puñalada profunda en el estómago. Además, le habían quemado los dedos de las manos y los testículos. La autopsia desveló que el joven había fallecido antes de recibir la puñalada en el estómago. Las quemaduras de las manos y los genitales son, según los investigadores, un intento de atemorizar a otras posibles víctimas. Había fallecido 12 horas antes de ser encontrado, según determinó el forense.

La policía ha centrado sus pesquisas en bandas juveniles de la localidad que se dedican a abusar de menores. No es la única vía abierta, ya que tampoco se descarta la actuación de jóvenes que extorsionan a menores. Sin embargo, fuentes de la investigación ven esta última posibilidad como la menos probable.

Sin ir a clase

Juan Carlos llevaba dos meses sin acudir al instituto Dolores Ibárruri donde cursaba segundo de secundaria. Según había explicado a sus padres, se aburría en la escuela. La verdadera razón de su falta de asistencia era muy distinta. Según su abuelo Mario Jiménez, un grupo de jóvenes de entre 16 y 18 años se dedicaba a extorsionarle. Le obligaban a que les comprase droga y, como él se negaba, le exigían que les diera dinero en metálico, según su abuelo.

Los investigadores tienen muy presente un hecho que pudo desencadenar la muerte de Jiménez: el joven visitó a una asistente social del Ayuntamiento en el centro del municipio la mañana del día que desapareció. En ese encuentro le explicaron cómo funciona un taller contra el absentismo escolar entre los adolescentes. En ningún momento, según fuentes municipales, el joven indicó que tuviera problemas personales.

Filomena, la madre del joven, cuenta un año después de su muerte que no encuentra ningún motivo que explique el asesinato de su hijo: 'El chico no salía con nadie, ni desde luego comentó en casa que tuviera problemas'.

Pieza clave en el caso son los billares que había frente a la casa de los Jiménez Portillo. Era un lugar al que solía acudir el joven, a pesar de la prohibición de su madre. El dueño del local aseguró en la instrucción del caso que el día de la desaparición, vio salir de los billares a Juan Carlos alrededor de las ocho de la noche. Iba solo y se dirigía hacia la pescadería donde trabajaba su hermano, en la calle del Mercadillo Torrelabrada. Fue la última vez que se le vio con vida.

Los esfuerzos se centran ahora en encontrar a alguien que le viera pasadas las ocho de la noche. 'Es increíble que, con la cantidad de gente que había a esas horas en la calle por ser día de fiesta, nadie se fijara en un chaval o viera algo extraño. Alguien tuvo que verle, pero la gente no se complica la vida. Seguro que cuando salió de los billares le siguieron hasta algún punto donde pudieran actuar sin levantar sospechas', asegura la madre.

Germán, el mejor amigo de Juan Carlos, tampoco le vio esa tarde, ni habló con él. Según declaró a la policía, tampoco le confesó nunca que tuviera problemas con nadie.

Otra de las incógnitas del caso es dónde pasó Jiménez los dos días que estuvo desaparecido, ya que murió 12 horas antes de ser encontrado su cuerpo. 'Estamos como al principio, en blanco, porque no hemos avanzado nada', señala la madre.

Las lluvias jugaron en contra

Uno de los principales problemas con los que se encontró la policía en las primeras horas de la investigación fueron las fuertes lluvias que cayeron los días previos a la jornada en que fue hallado el cadáver de Juan Carlos Jiménez Portillo, de 15 años. Los investigadores creen que el agua borró gran parte de las huellas que dejaron los asesinos de este vecino de Fuenlabrada. De hecho, el paraje está junto a un pequeño riachuelo, en el pinar del parque de Valdeserrano, cerca de la M-506. Ésta zona es muy conocida en el municipio fuenlabreño, ya que allí acuden los vecinos a celebrar el día de Santa Juana y se comen tradicionalmente tortillas de patata. Junto al cadáver de Jiménez Portillo fue encontrada una bolsa llena de cepos, pero este hallazgo no está relacionado, en principio, con el caso, según fuentes de la investigación. 'Estamos contentos porque la policía no se ha olvidado del caso. No es fácil de resolver, pero los agentes están haciendo todos los esfuerzos posibles', señaló el abogado de la familia y presidente de la Asociación Nacional de Víctimas de Delitos Violentos, Miguel Ayllón. 'La pieza clave de las investigaciones está en los recreativos que había delante de la casa de Juan Carlos', concluyó el letrado. Miguel Ayllón Camacho repartió numerosos carteles con la foto de Jiménez por el municipio las semanas posteriores al crimen. Se pedía la colaboración para encontrar alguna pista o dato que permitiera la detención de los culpables. 'Juan Carlos, de 15 años, y una estatura de 1,68 centímetros, vestía un chándal azul, cazadora vaquera azul, jersey gris, zapatillas deportivas y calcetines blancos. Llevaba reloj con correa azul pegada con velcro. Si tienes alguna información, llama a los teléfonos 091 o al 91 501 44 06 [el número de la asociación]', rezaba el cartel distribuido. Estos teléfonos están activos todavía.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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