Del turismo de élite al modelo del hormigón
Un dato significativo para comprender el alcance de la etapa Gil en Marbella es el de las principales actividades económicas de la población. Mientras que en 1991 el motor económico de la ciudad eran la hostelería y los servicios, hoy la actividad que genera mayor riqueza y empleo es la construcción, que hace 11 años ocupaba sólo al 14,80% de la población activa.
La actividad constructora ha sido tan febril en estos años que, en sólo tres años se han visado en Marbella 34.000 nuevas viviendas. Cuando Gil llegó al poder había un total de 49.715 en toda la ciudad. Esto, en una ciudad eminentemente turística, ha supuesto un cambio de modelo cuyo futuro a medio plazo es incierto.
Antonio Espinosa, director de Savitur y veterano profesional del turismo -lleva 42 años en el sector-, reconoce algunos méritos al alcalde, pero es partidario de un modelo turístico opuesto al que éste ha implantado. 'Yo llegué a Marbella hace 30 años. Entonces el referente en el mundo turístico marbellí era Alfonso de Hohenlohe, un visionario que supo explotar los encantos de Marbella. En aquella época fue un hito la inauguración del Hotel Don Pepe, la primera inversión real y estupenda en el sector hotelero. A partir de ahí se llevó a cabo un desarrollo fenomenal, con ejemplos como Puente Romano, Las chapas, el Marbella Club... Todo aquello atrajo a un público muy interesante. Mi concepto del lugar de vacaciones es un lugar paradisiaco como la Marbella de entonces, por eso, pese a que las construcciones en vertical sean mucho más rentables, creo que hay que evitarlas', expone.
La actividad que genera hoy mayor riqueza en Marbella es la construcción
La 'jet' daba fama a Marbella, pero no le daba de comer; ahora hay trabajo para todos
La revisión del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) propuesta por Jesús Gil contempla la construcción de 60.000 viviendas. La magnitud de esta cifra se observa si se compara con las 40.000 que contempla el PGOU de Málaga, que tiene seis veces más habitantes (650.000, frente a los 110.847 de Marbella).
Según Javier de Luis, portavoz de Alternativa Ecologista Verde, 'el 70% de las viviendas proyectadas por Gil ya se han construido, cuando en 1993 un estudio desveló que había 9.000 viviendas vacías en el municipio, lo cual es un pueblo'. Eso, con respecto a las promociones privadas, fuera del alcance de los bolsillos de gran parte de los habitantes de Marbella. La rapidez
con que se coparon las solicitudes para las 3.000 viviendas sociales anunciadas por el alcalde en el último congreso del GIL muestra que la edificación de casas de bajo precio ha brillado por su ausencia, igual que otros servicios. El último colegio público que se inauguró en la ciudad abrió sus puertas en 1987. Hasta hace unos meses no se había iniciado ningún otro, aunque la población ha aumentado en más de 20.000 personas en los últimos diez años.
La reclamación de servicios que acompañen a las nuevas viviendas afecta tanto a la población local como a la flotante, pero el debate en el sector turístico es otro. ¿Es posible y necesario volver a apostar por el turismo de élite o hay que estar abierto a todos los bolsillos? Rafael de la Fuente, que estuvo al frente durante 25 años de dos hoteles señeros en Marbella como Los Monteros y el Don Carlos, opina que la ciudad debe mirar a su pasado. 'Desde mi punto de vista es mejor dominar un campo concreto que competir como uno más. Antes Marbella era única en turismo de élite y ahora llevamos años maltratando todo aquello que nos diferenciaba de los demás. En ciertas épocas del año Marbella se ha convertido en una ciudad incómoda'.
Otros, como Salvador Lobato, de Ajecomar, defienden las bondades del nuevo modelo. 'En parte estoy de acuerdo con que el turismo de Marbella se ha popularizado, pero la jet de la época dorada, de la que tanto se habla, eran cuatro, e iban a unos pocos sitios. Aquella gente le dio fama a Marbella, pero no le daba de comer. Ahora llega una Semana Santa y hay trabajo para todos los restaurantes'.
Espinosa, por su parte, incide en que lo sucedido en Marbella no es único ni exclusivo. 'El boom inmobiliario ha sido una desgracia para Marbella, pero también lo ha sido para el resto de la Costa del Sol, para la Costa Azul, y para Italia. El gran problema es el turismo residencial, que puede hacer que los hoteles acaben por hundirse. Un fenómeno alarmante, por ejemplo, es la falta de plazas en los campos de golf, que están inundados por los residentes', explica.
Pese a esto, Espinosa piensa que Gil puede apuntarse el mérito de haber despertado a Marbella de su letargo. 'Antes de la etapa de Gil, Marbella tenía un nivel de ocupación del 60%. Su llegada fue un revulsivo que también se contagió a otras localidades de la Costa del Sol. Su gran error ha sido permitir una presión urbanística tan feroz', dice.
En opinión de ecologistas como De Luis, 'Marbella tendrá que plantearse en el futuro medidas similares a las que se están adoptando en algunas localidades de la Costa Brava: en primer lugar, una moratoria sobre construcciones, al menos en las zonas como la costa y la sierra; y en segundo lugar, el esponjamiento de zonas degradadas mediante la eliminación de determinados edificios. Es la única forma de recuperar calidad ambiental'.
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