Arte y amistad para Rafael

Lleno a rebosar en la primera noche de este homenaje a Rafael Riqueni, que los amigos del flamenco han organizado con el fin de aliviar, en la medida de lo posible, una situación de precariedad absoluta a causa del grave desequilibrio espiritual que hace algunos años retiró al guitarrista de la profesión. El teatro del Ateneo Cultural Primero de Mayo de Comisiones Obreras, de Madrid, de aforo aproximado a las mil localidades, se ofrecía con público de pie apoyado en las paredes y sentado en los pasillos.

En primera fila, la madre, la mujer, el hijo. Los tres seres que le son más queridos a Rafael. Él no estuvo presente, aunque sin duda le hubiera gratificado enormemente ver cuántos amigos tiene en Madrid, que acudieron en bloque a la convocatoria del homenaje. Rafael Riqueni vivió muchos años -los de mayor esplendor de su carrera- en Madrid, y aquí se integró perfectamente en los ambientes flamencos. Sus amigos y compañeros estuvieron en el escenario poniendo lo mejor de su arte y de sus corazones en dedicación al ausente.

No voy a hacer una crítica al uso, porque es obvio que tampoco se celebraba un concierto flamenco al uso. Diré, sí, que la velada transcurrió a buen ritmo, con breves actuaciones por ser muchos los artistas que querían dejar su testimonio artístico en recuerdo de Rafael. Imposible citarlos a todos, pero dejaré constancia de la presencia de Blanca del Rey, Manolete, Enrique de Melchor, Pepe Habichuela, El Viejín, Enrique Morente, Guadiana, Ramón el Portugués, Negri, Paquete Porrina, El Ingueta, Camarón de Pitita, entre muchos más. Excelente nivel artístico en general, con algunas actuaciones muy sobresalientes.

Su música genial

Sin estar físicamente, Rafael Riqueni tuvo una presencia cierta y muy positiva en todo momento. Cuantos subieron al escenario, prácticamente sin excepciones, trabajaron en algún momento de sus trayectorias artísticas con el guitarrista a quien se celebraba, y lo evocaron sentidamente. Ramón el Portugués habló del don tal alto que Rafael había recibido al nacer, y que precisamente por eso no podía perderse para la música. Blanca del Rey agradeció la organización de un homenaje tan importante, porque los artistas flamencos también son seres humanos y en los tiempos tan difíciles que vivimos ellos son víctimas como los demás.

Manolete, y varios más, instaron la vuelta de Rafael lo antes posible, porque le necesitaban aquí, tanto a él como su música genial. Verdú y Gamboa, que condujeron el espectáculo, fueron contando anécdotas vividas por unos y otros con Rafael, aquellas madrugadas en Candela en las que hacían para ellos mismos una música de increíble belleza.