Rompen la cara a un jugador inglés

Jonathan Woodgate, joven promesa de la Liga inglesa, sigue viviendo un infierno. El martes por la noche unos desconocidos le atacaron y la rompieron la cara. La temporada se ha acabado para la estrella del Leeds, que sufre fractura de mandíbula. Pero antes ya se había quedado sin Mundial porque Sven-Goran Erikkson le había excluido de la selección inglesa como castigo tras la pelea nocturna que le enfrentó a un joven en enero de 2000. El juez le condenó en diciembre pasado a 100 horas de trabajos comunitarios.

Ni la policía ni el Leeds United han divulgado muchos detalles sobre el incidente, que podría ser una represalia por el barullo del pasado. Woodgate se enzarzó en enero de 2000 en una pelea con un joven asiático, Sarfraz Najeib, con el que se ensañó. Éste le denunció y aseguró que se trató de un ataque racista. Woodgate podía haber sido condenado a pena de cárcel, pero el juez descartó que hubiera habido un fondo racista y se limitó a condenar al futbolista a 100 horas de trabajos comunales en una sentencia hecha pública el pasado 15 de diciembre. Lee Bowyer, otro jugador del Leeds, fue absuelto.

La familia de Najeib rechazó la sentencia y aseguró que mantendría su batalla en los tribunales contra Woodgate, Bowyer y otros tres hombres implicados en aquella pelea.

El presidente del Leeds United, Peter Ridsdale, hizo pública una nota ayer en la que se limita a decir: 'El Leeds United puede confirmar que Jonathan Woodgate ha sido sometido a una operación después de sufrir una factura de mandíbula en un ataque el martes por la noche. No estará disponible en lo que queda de temporada'. La policía de Tesside Cleveland no ha dado ninguna explicación sobre el incidente, que se produjo en Middlesbrough, la ciudad en la que reside este defensa central de 22 años que empezó su carrera jugando en el centro del campo.

Sin embargo, los medios británicos descartan en principio que el incidente vaya a poner en cuestión la continuidad del jugador en el Leeds United. El club se refiere en su nota a un ataque, y no a una pelea, aunque no hace ninguna alusión a la posibilidad de que pueda tratarse de una represalia. El presidente del Leeds había recibido meses atrás una serie de amenazas anónimas relacionadas con los incidentes protagonizados por Woodgate.

La vida de este jugador no parece sencilla. Ayer tenía que haberse presentado en el juzgado para responder de una denuncia por exceso de velocidad conduciendo. Pero su abogado informó al juez que el jugador no iba a presentarse porque había sido sometido a una operación. Woodgate conducía a 91 millas por hora (145 kilómetros por hora) por una carretera nacional y puede perder su carné de conducir durante seis meses.

Pese a todos estos problemas, sigue siendo uno de los futbolistas preferidos de la afición del Leeds, que después de un brillante inicio de temporada parece condenado a quedarse fuera de las plazas que dan acceso a la Liga de Campeones.