Los líderes de la UE condenan la ofensiva, pero se resisten a actuar

Los líderes europeos no cesan en sus declaraciones de horror y condena sobre la crisis de Oriente Próximo, pero no se atreven a ir más allá de la retórica ante la falta de un consenso, ajenos a sus opiniones públicas que reclaman intervenciones más firmes que contribuyan al fin de los sangrientos enfrentamientos en Cisjordania. El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, se atrevió ayer a insinuar la eventualidad de revisar el acuerdo comercial con Israel y recomendó al ministro español de Exteriores, Josep Piqué, convocar el consejo de asociación que supervisa ese pacto, suscrito en 1995 y vigente desde 2000.

El jefe del Ejecutivo comunitario eludió contestar si las acciones israelíes son compatibles con la cláusula democrática que contemplan todos los acuerdos de asociación que la UE concibió con los países del sur del Mediterráneo. 'Primero hay que hablar con Israel, pues es así como se gestionan las relaciones con los amigos'. Prodi telefoneó a Piqué para sugerirle la posibilidad de adelantar la fecha de la reunión del Consejo de Asociación con Israel, prevista para diciembre. 'Las circunstancias obligan a adelantar el encuentro, pero primero hay que fijar una agenda y que los israelíes estén de acuerdo con el adelanto', explicó una fuente comunitaria.

Los Quince encubren mal con declaraciones de condena su falta de coraje a la hora de tomar medidas concretas. El alto representante de la UE, Javier Solana, advirtió ayer del peligro de que la ofensiva militar israelí conduzca al aniquilamiento de la Autoridad Palestina e imposibilite la eficacia de un alto el fuego.

La Comisión Europea denunció a Israel por impedir la labor de las organizaciones humanitarias internacionales en la zona de conflicto. El comisario de Desarrollo, Poul Nielsson, habló de una 'acción concertada' por parte de los soldados israelíes para bloquear el acceso a los más necesitados.