Lavadora para perros

Además de echar gasolina en el coche, comprar chicles o comprobar el aire de las ruedas de un vehículo, algunas gasolineras de Madrid ofrecen, desde hace varios meses, un servicio complementario: el lavado para perros.

Este invento lleva funcionando en países como Estados Unidos o Francia desde hace más de 30 años. En Madrid, por ejemplo, existe una estación de servicio de Cepsa en el número 81 de la avenida del Cardenal Herrera Oria (distrito de Fuencarral-El Pardo) y otra, de Repsol, en el comienzo de la avenida de Ciudad de Barcelona, cerca de Atocha.

Después de pasar por esta máquina especial, sus responsables aseguran que las mascotas 'salen limpias, sin parásitos y con el pelo reluciente'. El servicio cuesta cuatro euros y dura 11 minutos. 'Además, ahora, por lavar a su perro recibirá un hueso de regalo', anima la publicidad de la gasolinera de Cardenal Herrera Oria. Un gran cartel que reza 'Lave aquí a su perro' anuncia la máquina, que está decorada con dibujos de colorines de mascotas sonrientes que flotan rodeadas de pompas de jabón.

Las instrucciones son fáciles y parecidas a las de una lavadora: primero, hay que subir a la mascota a la plataforma de lavado y atarla. Después hay que pulsar el botón de jabón y se inicia el ciclo de lavado. El propietario de la mascota ayuda con una manguera a aclarar mientras el jabón sale directamente hacia el animal desde unos tubitos. Después, la máquina desparasita al perro automáticamente y posteriormente lo seca con un chorro de aire caliente. 'El perro suele estar muy tranquilo durante el proceso porque el agua está tibia, a 27 grados', asegura una empleada de la gasolinera. Y añade: 'Cuando la gente viene a lavar a su perro es como una fiesta, vienen con los niños y todo, aunque en invierno se animan menos'. Lo que no supo contestar es si, además de perros, en la máquina de lavado se pueden meter otras mascotas.

El nuevo sistema tiene tanta aceptación que, en algunas páginas web, como www.funcionando.com, hay foros dedicados exclusivamente al lavamascotas, donde la gente opina sobre las mejores máquinas o cuenta de dónde procede el invento.

Otros, en cambio, no se atreven todavía con las lavamascotas y prefieren el sistema tradicional: bañera en casa, clínicas veterinarias o chorro de manguera en mitad del campo. Javier, que ayer paseaba su perrita Creta cerca de la gasolinera de Cardenal Herrera Oria, opinó sobre el tema: 'Yo prefiero lavarla en casa. Por lo que he visto, la gente que utiliza la máquina es la que ha venido a echar gasolina para el coche y entonces aprovecha; yo, de momento, sólo uso la gasolinera para comprar el pan'.