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Columna
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Batalla

Parece que ya existe algún territorio social e ideológico donde los socialistas van a poder batirse de buena gana contra las propuestas populares. Mientras abundan las zonas donde las propuestas del PSOE poco se distinguen de las del partido de Aznar (Zapatero, ¿no podríamos ser más exigentes y claros denunciando los crímenes de Sharon?) ha surgido uno que parece ser la madre de todas las batallas. La política educativa se va a convertir, si pactos y acuerdos no lo evitan, en una estrella de esta legislatura. La mal llamada ley de Calidad de la ministra Pilar del Castillo ha hecho reaccionar al partido socialista que presenta un documento alternativo que merece ser aplaudido por su factura y sus propuestas. Las manos que han amasado esas propuestas saben de lo que hablan y, en grandes líneas, aciertan. Un dato a su favor es que precisamente reconocen la necesidad de introducir reformas educativas tras diez años de aplicación de la LOGSE que ellos diseñaron.

Pero a los socialistas les hubiera venido de perlas en este debate tan importante para la sociedad española que además de razones teóricas dispusieran de casos experimentados a favor de sus propuestas. Viniendo a nuestro ámbito, si en una autonomía como la andaluza, gobernada por el PSOE desde 1982, hubieran aplicado sólo desde hace 6 años esas propuestas presentadas esta primavera, podrían haber demostrado con toda razón y legitimidad que esa política es posible, es más justa y es más eficaz que la de Aznar. Se podría poner un solo caso, el de la concurrencia de la enseñanza pública y privada, y vendríamos a darnos cuenta de que es verdad lo que hoy critica Rodríguez Zapatero: que 'en lugar de evitar la concentración excesiva del alumnado con mayores dificultades para aprender en unos determinados centros, el gobierno ha dirigido preferentemente al alumnado con estas características hacia los centros de titularidad pública, privilegiando, de este modo, a determinados centros privados sostenidos con fondos públicos'. Porque ocurre que ese fenómeno se ha producido no sólo en Madrid sino también en Andalucía, aunque no guste reconocerlo. Por eso lo bueno del documento presentado por el PSOE federal es que vale también para limpiar la casa propia.

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