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FÚTBOL | El gran momento de la base española

Cruyff y el romanticismo de Ferran Martorell

'Hay un antes y un después de Johan Cruyff en el fútbol base español', dice el secretario técnico del Mallorca, Pepe Bonet. 'Cruyff es mi punto débil. Ya debutó contra el Granada, en el que yo jugaba, y me marcó también después como entrenador', declara Javier Ruiz de Lazcano, del Zaragoza. 'Se atrevió a sacar a la gente joven', apunta Paco Millán, del Betis. Su influjo es evidente 'en todos los que amamos el juego', añade Alberto Giráldez, del Madrid. 'Amplió nuestra visión y derribó maneras de ver el juego'. Su último libro, Me gusta el fútbol, ya está en la biblioteca madridista. 'Todos íbamos a ver cómo jugaban sus equipos', remata Manuel de Los Arcos, de Osasuna.

La sombra de Cruyff es alargada y alcanza al publicista Ferran Martorell, de 60 años, ex directivo del Espanyol, y creador de la primera fundación de fútbol de España: la Ferran Martorell. 'Nuestro objetivo es enseñar a los niños a ser personas y a que, con nuestra filosofía, los chicos -desde los ocho hasta los 18 años- lleguen o no al fútbol profesional'. La escuela, que lleva 12 años de funcionamiento, es gratis para los chavales. Son diez equipos -uno en la División de Honor juvenil-, de los que han salido De Lucas, Luque, Unai y Ferrón. 'Mi mayor satisfacción es sentarme ante la televisión con Agustín Mellado [el gerente] y ver a Unai y Luque en un Villarreal-Mallorca'. 'Los nanos quedan libres a los 18 y no nos llevamos ni un duro. Hay quien se compra un yate. Los clubes se han dado cuenta de que el futuro está en la cantera', afirma Martorell.

¿Pero cuál es su filosofía? 'Los mejores entrenadores tienen que estar en el fútbol base: a Figo se le puede enseñar poco. No queremos ni un solo patadón p'alante, sino que se abra el campo y que se juegue con extremos. Lo importante no es el resultado. No queremos aprovechar nuestra única oportunidad, sino marcar nueve goles'.

¿Y cómo se subvenciona? 'Los socios pagan 150 euros anuales. También contamos con la publicidad estática del campo, la de las camisetas, loterías y un convenio de colaboración con el Espanyol: 70.000 euros a cambio de cuatro jugadores anuales'. El Ferran Martorell juega en el campo del Sant Adrià del Bessòs, filial del Espanyol, y en el del Esplugues, cedido por la familia Mas-bagà. 'Y a veces hay más ojeadores que padres. Nuestros ojeadores somos nosotros mismos: me paseo por todos los campos y puedo ver siete partidos'. Un ideal romántico que se completa con normas de comportamiento: se insta a los chicos, por ejemplo, a tirar la pelota fuera por donde ha salido cuando se atiende a un lesionado y se expulsa de la fundación a quien se meta con el árbitro o un rival.

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