Casas robotizadas
El control permanente de la seguridad, el confort y la energía de una vivienda cuesta sólo 5.000 euros
Un ordenador portátil y una línea de teléfono bastan para tener controlada la casa las 24 horas del día. Este argumento de ciencia-ficción se encuentra ya al alcance de cualquier bolsillo. La vigilancia permanente de la seguridad, el confort y la energía que gasta un domicilio, apenas cuesta 5.000 euros. Las grandes empresas españolas, como las europeas, desarrollan proyectos que convierten las viviendas inteligentes en una opción asequible para todos. Robotizar un hogar cuesta sólo el 2% de su precio.
Los automatismos de la casa se mantendrán conectados a una unidad central de mando por medio de un cable similar al del teléfono
Las viviendas de ciencia-ficción ya no son privilegio exclusivo de la gran pantalla. Cualquier hogar puede robotizarse por una discreta cantidad de dinero. El control de la seguridad del inmueble y su confort, así como la estricta monitorización del consumo de energía se encuentran al alcance de cualquiera. La era de las casas inteligentes se encuentra a la vuelta de la esquina.
Desde ahora, el mando a distancia no va a ser un arma en poder de televidentes compulsivos. Servirá para controlar toda el hogar. Sin moverse del sillón. Mientras lee un libro u ojea el periódico, un artilugio de estas características servirá para dar más potencia a la calefacción, encender el microondas, calentarse la comida o vigilar, a través de cámaras, de dónde procede el ruido que ha escuchado fuera de la vivienda.
Los responsables de proyectos de casas robotizadas que llevan a cabo grandes empresas españolas coinciden en que una preinstalación para una casa inteligente cuesta un máximo de 1.800 euros (unas 300.000 pesetas), en tanto la instalación de dispositivos puede salir por un máximo de 3.600 euros (600.000 pesetas). 'La vivienda inteligente comienza a implantarse en España. Pero el boom se va a producir cuando baje la demanda de pisos y el constructor se dé cuenta de que debe introducir elementos de mayor valor añadido a sus construcciones', vaticina José Carlos Toledano, responsable de marketing operativo de Iberdrola.
Los tres objetivos básicos que persiguen los usuarios de una instalación domótica en una vivienda son la seguridad, el confort y el ahorro energético. Los sistemas de seguridad ofrecen la doble vertiente de evitar intrusiones en la vivienda, así como neutralizar cualquier fuga de agua o gas en el momento en que se produce, con posibilidad de llamar a unos técnicos para que vaya a reparar la avería lo antes posible.
Desde el sillón
El confort es una de las cualidades que dota a la vivienda inteligente de una especial significación con vistas a colectivos muy específicos, como son los jubilados o los minusválidos. Desde el sillón de casa, el usuario puede controlar las persianas del salón, el riego del césped en los chalés, el encendido o apagado de la luz del recibidor o la potencia de la calefacción de los niños.
El tercer objetivo de la vivienda domótica es el ahorro de energía. El encendido y la mayor o menor potencia de la calefacción o el aire acondicionado, según la estación del año, está centralizado desde el salón y es tan sencillo como manejar el mando a distancia.
Las compañías eléctricas lideran desde hace años la investigación domótica en España. Las empresas de alta tecnología se han unido en proyectos destinados a ello. Es el caso de la alemana Siemens, la española Telefónica y la belga Metavector. Trabajan en el Proyecto Teledomo (hogar conectado a Internet), que pretende dar un impulso a la aplicación masiva de la domótica a la construcción de viviendas. Que no sea un producto sólo al alcance de los más ricos.
'Estamos en los albores de una nueva forma de vida. Muchos de los avances electrónicos que se han aplicado a la automoción se van a incorporar ahora a la vivienda', asegura Francisco de la Torre, director de Área Sistemas de Instalación de Siemens.
La preinstalación domótica va a constituir con mayor asiduidad un elemento más dentro de la propia vivienda. Los automatismos de la casa se mantendrán conectados a una unidad central de mando por medio de un cable similar al del teléfono. Éste mandará señales específicas para cada aparato que se traducirán en la actuación de un determinado mecanismo.
Esta preinstalación puede costar del orden de los 1.500 a 1.800 euros (entre 250.000 y 300.000 pesetas) para una vivienda de unos 90 metros cuadrados. Un precio que estará integrado en el de adquisición de la vivienda. Una red de automatismos básica contaría con un sistema de alarmas (contra intrusos, para alertar de fugas de agua o gas y ante incendios), una serie de mecanismos activables por teléfono (como el horno o el sistema de riego en chalés) y automatismos para la iluminación. Esta instalación costaría entre los 3.000 y los 3.600 euros (de 500.000 a 600.000 pesetas).
La ventaja de esta inversión son los ahorros que se obtienen en consumo eléctrico por una más racional utilización de la calefacción y el aire acondicionado, y en el del gasto en agua. 'En las oficinas, donde hace unos cuantos años se impuso la domótica, los ahorros de energía pueden alcanzar el 40%. En la vivienda, el consumo de energía puede reducirse entre un 20% y un 25%', asegura Francisco de la Torre.
José Carlos Toledano se muestra más discreto, al asegurar que el ahorro de luz y agua puede situarse en la banda entre el 10% y el 15%. Iberdrola cuenta con un Plan Estratégico para la Difusión de Viviendas Domóticas. La compañía ha seleccionado hasta ahora 40 hogares en España y los ha convertido en viviendas inteligentes. La empresa concierta visitas a estas viviendas por parte de público y especialistas.
Japoneses sibaritas
La idiosincrasia de los pueblos también se refleja en sus preferencias domóticas. Los japoneses son auténticos maniáticos de la interconexión de aparatos. Cuantos más dispositivos estén enganchados a la unidad central, más felices se muestran.
Los estadounidenses, por su parte, buscan un concepto de vivienda inteligente en el que predomine la comunicación con el exterior. El objetivo reside en el acceso al teletrabajo, la teleenseñanza o el círculo de amistades.
¿Qué busca Europa? Un sistema integrado y abierto. Integrado con vistas al usuario, que dispondrá de una red que le permitirá conectar cualquier nuevo avance tecnológico. Abierto en cuanto a que cualquier empresa que quiera destinar fondos a investigación y desarrollo se verá representada en el producto final.
'En Europa estamos promoviendo este área de negocio a través del European Instalation Bus (EIB), una asociación en la que se encuentran los 118 fabricantes más importantes del mundo y cuyo principal objetivo es que el sistema sea abierto a quien quiera participar', asegura Francisco de la Torre.
Siemens vende tecnología domótica a promotoras inmobiliarias y se encuentra a punto de firmar importantes contratos de suministro para promotoras y también inmobiliarias como Vallehermoso. 'Hemos entrado en una era en que la domótica no es privilegio de adinerados. La aplicación masiva de esta tecnología comienza a vislumbrarse desde ahora mismo', indica De la Torre.
'Los españoles buscan, sobre todo, confort y calidad de vida. Una vivienda inteligente está hecha un poco a la carta del propietario. Y, además, cuando se construye un piso o un chalé como mandan los cánones se produce un ahorro añadido de costes', asegura José Carlos Toledano.
El responsable de marketing operativo de Iberdrola lleva cinco años inmerso en el Plan Estratégico de Difusión de Viviendas Domóticas. 'Convertimos casas habitadas en viviendas inteligentes en todas las zonas donde Iberdrola distribuye energía'. Esta actuación se lleva a cabo en viviendas en bloques, chalés adosados o en pisos de protección oficial.
El 'bus' prodigioso
Un par trenzado de dos hilos, un cable similar al del teléfono constituye la clave del desarrollo de la domótica en Europa. El bus constituye un medio de transmisión de datos capaz de poner en funcionamiento hasta 5.000 aplicaciones dispuestas a mejorar la calidad de vida. Aunque existen otros medios de transmisión de órdenes, como el radar o los rayos infrarrojos, Europa está desarrollando un estándar físico por el que circulen todos los mandatos que cursen los dueños de la vivienda. Detectores, sensores y captadores se pondrán en funcionamiento con apretar el botón de un mando a distancia, utilizar una pantalla táctil o hacerlo desde cualquier otro lugar a través de Internet o del teléfono. Las líneas convencionales de teléfono apenas han podido absorber hasta ahora una carga máxima de 15 aplicaciones. La red de servicios integrados (RDSI) puede acoger tráfico para 64 circuitos, mientras la ADSL, la banda ancha, puede albergar funciones de vídeo y acceso a Internet. Gestión, seguridad y comunicaciones son los tres objetivos de la domótica en la mejora de la calidad de vida. En el ámbito de la gestión, el usuario puede controlar la energía eléctrica y el confort. En seguridad maneja lo referente a los bienes de la vivienda, posibles averías y seguridad de las personas. En electricidad existen ya dispositivos que regulan el consumo y la temperatura de la calefacción y el aire acondicionado. En lo referente al confort, una unidad central administra no sólo el agua caliente o la refrigeración, sino también luces, toldos, ventanas o el riego.
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