'La piratería hace daño al grande, pero acaba con el pequeño'
Ignacio Casado define la Sociedad General de Autores de España (SGAE) como una empresa sin ánimo de lucro, compuesta por los autores de obras dramáticas, musicales y audiovisuales, que trabaja para ellos, cobrando sus derechos. Como delegado de la SGAE en el País Vasco, Casado gestiona los derechos de 1.600 socios y reparte cerca de 2.500 millones de pesetas al año.
Pregunta. ¿Qué piensa cuando ve vender discos pirateados en la calle?
Respuesta. Pienso que hay ladrones autorizados a seguir siendo ladrones. Así de claro. Es un robo absoluto, y sin ninguna prudencia. Se está vulnerando la propiedad intelectual de unos artistas, de unos autores que componen la cultura y se hace con impunidad. Incluso con cierto reconocimiento.
P. ¿Por parte de quién?
R. Por gente que no ve tan mal que se esté haciendo. Si te roban el coche y lo venden por un precio cuatro veces inferior, lo denuncias y el ladrón va a la cárcel. Con la industria de la cultura no pasa eso.
P. ¿No es dificil detener la difusión ilegal de música con las nuevas tecnologías?
R. Sí, es muy difícil. Hace 10 años no podíamos imaginar que pudiéramos grabar un cd en casa. Las compañías se han preocupado de potenciar determinadas tecnologías que eviten esas reproducciones, pero se trata de superar. Se debe seguir con los avances para blindar los productos, pero también la aplicación de la legislación debe ser cada vez más exigente. Los gobernantes se deben dar cuenta de que se hace un daño enorme a la cultura y, sobre todo, hay que concienciar al público.
P. ¿Cómo se puede concienciar al comprador?
R. La concienciación está en que se sepa que se está robando y, sobre todo, explicar que dentro de poco nos encontraremos que lo que aparece pirata es siempre lo mismo, lo que vende en las tiendas miles de copias.
P. ¿Por qué?
R. Si a un grupo de éxito, que vende tres millones de copias, le piratean el 30% , sigue en el mercado. Pero si son autores de una cultura minoritaria, como en el País Vasco, que como mucho puede vender 20.000 discos, si le piratean 7.000, se acabó; no puedo convencer a una compañía para que invierta en ellos. La piratería hace daño al grande, pero acaba con el pequeño. Podemos llegar una cultura única, sin minoritarios. Y una de las cosas importantes para mantener las culturas minoritarias es que existan los derechos, que están reconocidos en la ley desde hace 200 años.
P. ¿Es suficiente la protección legal?
R. Yo creo que sí, aunque podría ser más dura. Se está escribiendo mucho sobre piratería, pero el articulado en la Ley contempla muy poco sobre el tema. Lo que creo es que tiene que revisarse para dar una mayor capacidad contra la actividad pirata, las mafias organizadas y que se quite al emigrante que vende en la calle. Es el 30% del consumo total de cds, estamos hablando de 40 a 50 millones de soportes ilegales al año. Son auténticas fábricas de reproducción.
P. ¿En que parte de la cadena de pirateo apretaría las tuercas?
R. Lo que hay que plantear es una capacidad ejecutiva muy superior. Si un señor vende cds con una manta en la calle hay que plantear una confiscación más rápida. Ahora no hay intervenciones de oficio, sino que debe denunciar un particular. Las fuerzas de seguridad no tienen los conocimientos suficientes, porque no les han formado. No hay medios para perseguir un delito que se ha convertido en auténtica moda en los últimos cuatro años.
P. ¿Como cobrarán los derechos de la música que se escucha a través de Internet?
R. Las compañías discográficas pensaron que Internet no iba con ellos. Cuando vieron que hasta los 25 años el 85% de la gente compra la música en Internet cambiaron de opinión. La música gratuita en la red a través del intercambio de archivos en Napster tuvo que desaparecer. Se ha reconducido; ahora se paga un bono muy económico para poder bajar música de un catálogo enorme. Cada día la gente consumirá más de esta forma. Las compañías que van a estar en Internet van a ser cada vez más potentes y además el sistema tecnológico va a establecer un seguimiento de la obra, que va a ser más fácil de controlar. Y lo más importante es que se está moviendo la concienciación.
P. ¿Y los artistas que se rebelan y defienden la difusión gratuita por Internet?
R. El kamikaze que cuelga algo de la red, por esnobismo, tiene la vida resuelta. Por eso nos enteramos, si no lo pone en Internet porque no se lo compra nadie o porque no es profesional. Los derechos de autor son baratos, no atentan nunca contra la supervivencia de un negocio.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.