El Barça mantiene una rendija abierta
Los azulgrana ganan un partido en Zorrilla que complicaron Rexach y la expulsión de Abelardo
Eficaz y sin grandes alardes el Barça salió tirando cohetes de Valladolid al cerrar con éxito una semana llena de amenazas. Con los tres puntos de Zorrilla, el equipo de Rexach aún mantiene una rendija abierta en esta Liga tan ajustada. En un momento delicadísimo, el equipo azulgrana supo negociar el resultado tanto en Estambul como en Pucela, aunque el Barça aún no destila confianza; pero en situaciones límites el fútbol sólo tiene una terapia: el marcador. En Zorrilla le sonrió, tras un partido con muchos desbarajustes en el que sufrió más de la cuenta hasta el final.
Si algo no le faltó al encuentro fue intensidad. Pestañear suponía perderse seguro un detalle; bueno o malo, ésa es otra cuestión. De entrada, Moré se anticipó a Rexach, a quien sus asesores no debían haber advertido de que el Valladolid cambia de pincel cuando los grandes se arriman por Zorrilla. El técnico local apostó por un 4-3-3, con Tote más de enganche que de puñal, y Sales y Luis García como extremos. Muy temprano, el gol de este último despeinó tácticamente al Barça. Ni siquiera el inmediato y soberbio tanto de Kluivert frenó al banquillo barcelonista. Rexach ordenó un galimatías total: la defensa de cuatro se convirtió en un triángulo, con Christanval inclinado a la derecha, Abelardo descolgado en el centro y Puyol sobre el costado izquierdo. Para más inri, Coco se clavó por delante de Abelardo para esposar a Tote.
VALLADOLID 1| BARCELONA 2
Valladolid: Ricardo; Torres Gómez, Caminero, Peña, Marcos; Lozano (Cuauhtémoc Blanco, m. 76), Jesús (Eusebio, m. 68), Fernando; Fernando Sales, Tote y Luis García (Óscar, m. 84). Barcelona: Bonano; Puyol (Reiziger, m. 68), Christanval, Abelardo, Coco; Gabri, Xavi (Frank de Boer, m. 49), Cocu; Luis Enrique, Overmars (Motta, m. 60); y Kluivert. Goles: 1-0. M.9. Tote ve la entrada de Luis García por la banda izquierda y éste supera a Bonano con un tiro raso y cruzado. 1-1. M.11. Overmars se interna por la izquierda, centra y Kluivert mete el empeine y cuela la pelota por la escuadra izquierda de Ricardo. 1-2. M.41. Gabri, solo, centra raso para que Cocu se anticipe a Caminero y supere a Ricardo. Árbitro: Losantos Omar. Amonestó a Puyol, Coco, Marcos, Cuauhtémoc Blanco. Expulsó a Abelardo (m. 42) con tarjeta roja directa por una entrada a Luis García cerca del círculo central. 16.300 espectadores en el Nuevo Zorrilla.
Un laberinto para sujetar a los dinámicos delanteros locales que tuvo un efecto negativo para los azulgrana. Rexach optó por atar al rival, antes que controlar el juego. Con tres centrales de cartón piedra el Barça se quedó ciego para manejar la pelota. Además, la posición de Coco no hizo más que estrangular a Xavi, que vio reducido su campo de maniobra. Nublado para articular el juego -los patosos pies de Bonano tampoco contribuyen en este capítulo-, el equipo de Rexach sólo era capaz de ver la luz cuando Overmars encendía el intermitente. El holandés hizo sangre por su autopista izquierda, el único descuido de Moré. El Valladolid arriesgó más de la cuenta al tapar el único carril útil de su enemigo sólo con Torres Gómez, que padeció de lo lindo. Caminero, el central derecho del Valladolid, no está para grandes aventuras. Así, con tres carreras de Overmars, al que los inteligentes movimientos de Kluivert le dan vida, el Barça se encontró con dos goles y un remate al poste de Xavi.
El Valladolid pagó con creces su poca atención a Overmars con el gol de Cocu, pero el Barça le devolvió al partido en un santiamén. Apenas un minuto después, Abelardo, falto de forma, se pasó de vueltas y entró de mala manera a Luis García en una jugada intrascendente y a varias cuadras de la puerta de Bonano. Y Losantos le despidió del partido. Rebajado el Barça, el Valladolid aún tuvo tiempo de sellar el empate, pero los postes de Bonano repelieron dos remates consecutivos de Lozano y Sales. Maldiciendo su suerte, Moré pudo pensarse en el vestuario nuevos remedios.
Rexach también se lo pensó y, de nuevo, renunció a conducir la noche. La lógica entrada de Frank de Boer se produjo a costa de Xavi, el mejor maquinista para esconder la pelota al rival. Atrincherado el equipo, la velocidad de Overmars era el mejor recurso para asustar al Valladolid, pero el holandés fue retirado a favor de Motta. Más despreocupado, el conjunto de Moré se lanzó sobre el área de Bonano, con el peligro que ello supone, puesto que la tendencia del argentino a vivir bajo el larguero obliga a sus defensores a enrocarse bien cerca de su portero. Sobre todo en las jugadas aéreas, donde el Barça es un equipo sin techo.
Con un equipo más subversivo, los locales metieron al contrario en el agujero. Caminero abandonó la cueva, Eusebio corrigió el guión y Cuauhtémoc y Óscar también se sumaron al toque de corneta. Los azulgrana aguantaron el chaparrón con los dientes bien apretados y despidieron una exitosa semana que les permite sobrevivir cuando las alarmas ya se habían disparado.
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