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Crónica:DEPORTIVO-MANCHESTER UNITED | FÚTBOL | FÚTBOL | Sorteo de las competiciones europeas | Sorteo de las competiciones europeas
Crónica
Texto informativo con interpretación

Vuelven los mejores 'reds'

Santiago Segurola

Lo que parecía, desde el lado inglés, un duelo sin historia hace unos meses, se ha convertido en uno de los enfrentamientos más atractivos del fútbol actual. A principios de temporada, el Deportivo era un meritorio que trataba de hacerse un lugar en el sol. El Manchester era el prestigio por excelencia, el club que había dominado el fútbol inglés con puño de hierro, hasta el punto de convertir sus éxitos en fenómeno popular y mercantil de primer orden. No había ninguna fanfarria en aquella primera liguilla de la Copa de Europa. Dos partidos después, el Deportivo había ganado al Manchester en los dos encuentros, y su victoria en Manchester hizo que los ojos del fútbol mundial se depositaran en un equipo que ahora parece destinado a hacer historia. El Depor ganó la final de Copa al Madrid, eliminó a la Juve y al Arsenal, desplegó un fútbol majestuoso y ahora vuelve a medirse con el Manchester. Ya no es lo mismo. Después de lo que ha sucedido con el Depor, pocos encuentros resultan más atractivos, con la consideración añadida del temor que genera el equipo español en Inglaterra.

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Tampoco el Manchester es el mismo que penaba en la Liga inglesa en octubre y noviembre. Ante el estupor de sus hinchas y todos los aficionados del mundo, el Manchester se desplomó vertiginosamente, perdiendo partidos a chorros, recibiendo goleadas inaceptables para el orgullo del club. Su entrenador, Álex Ferguson, estaba sometido a críticas implacables, lo mismo que el portero Barthez y el central Blanc, autores junto al inexperto Brown de errores absurdos. A Ferguson se le tildaba de viejo y se le acusaba de haber anunciado su salida del club con demasiada anticipación, con un pésimo efecto sobre la motivación de los jugadores. Las polémicas eran tan abundantes que el Manchester parecía destinado a agotar el brillante crédito obtenido durante los últimos diez años. Todo se discutía: la idoneidad de Barthez, la vigencia de Blanc, las extravagancias de Beckham, el fichaje de Verón. El centrocampista argentino no mezclaba bien con Keane en el campo y desplazaba a Scholes de su posición natural. De media punta pasaba a segundo delantero. Pero todo aquello parece que ocurrió en el pleistoceno. Después de atravesar su sangrante crisis, el Manchester se recuperó con juego y goles. Encandenó una inmaculada colección de victorias y comenzó la caza del título. A día de hoy, el Manchester es el líder en la Liga inglesa, se ha clasificado para los cuartos de final de la Copa de Europa, cuenta con el primer cañonero de la Premier -el holandés Van Nistelrooy- y ha renovado por dos años a Ferguson, el hombre que rescató al club de una sequía de 25 años sin un título de Liga. Tampoco se habla de Barthez, mientras se valoran las cualidades de Blanc en una defensa que ha eliminado a Brown en favor de Johnsen, con el exuberante Silvestre por la banda izquierda. No es la mejor defensa del mundo, pero le funciona en los últimos dos meses. Sin embargo, tendrán dificultades por lentitud -Blanc-, por incompetencia -Neville- y por falta de criterio -Neville-, frente a los sutiles delanteros del Depor.

Al medio campo ha regresado el mejor Beckham y ha emergido Keane con su viejo poderío. Verón no termina de ser aceptado por la hinchada, aunque el viento sopla a favor del equipo y el jugador argentino se siente cada vez más cómodo. Por la izquierda, Giggs es víctima de sus habituales problemas musculares. Giggs es una pieza maestra del Manchester. Por su costado agrega la profundidad y el desborde que le falta a Beckham por la derecha, donde ejerce como una especie de medio centro desde un ala, cosa muy rara que funciona por su exquisita comprensión del juego. El resto queda para dos delanteros en estado de gracia, principalmente Van Nistelrooy, que ha vencido su lesión con la misma eficacia que demuestra para marcar goles. Lo mismo, pero con menos nivel, que Solsjkaer, una maquinita de hacer goles y salvar a su equipo de problemas considerables. Que se lo pregunten al Bayern que perdió la final de 1999.

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