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Dos modelos distintos y un solo ente verdadero

TV-3 y Catalunya Ràdio son líderes de audiencia en Cataluña. La televisión pugna en igualdad de condiciones con el resto de sus competidoras. Catalunya Ràdio, en cambio, se beneficia de una amplia red de repetidores con cerca de medio centenar de frecuencias que otorga el Gobierno catalán. En este sentido, sólo es asimilable a Radio Nacional de España.

La primera cadena de la televisión autonómica obtuvo en 2001 una cuota de pantalla del 21,8%, 2,2 puntos por encima de Tele 5, su más inmediata seguidora. Entre los programas más vistos se situaron el fútbol, los noticiarios y las series Veterinaris, Plats bruts y El cor de la ciutat.

Según la última Encuesta General de Medios (EGM), Catalunya Ràdio obtuvo en 2001 una audiencia media de 574.000 oyentes diarios. Le sigue la cadena SER con 441.000. Pero mientras que la emisora institucional cuenta con medio centenar de repetidores, la cadena privada emite a través de sólo 12 emisoras. A pesar de esta inferioridad, algunos programas de la SER en Cataluña obtienen mayor número de oyentes que Catalunya Ràdio, por ejemplo el informativo de la noche.

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Tanto TV-3 como Catalunya Ràdio acumulan un pesada deuda que supera los 631 millones de euros (105.000 millones de pesetas) y que va aumentando año tras año. Según el contrato programa firmado con el Gobierno catalán, este déficit empezará a disminuir en 2005.

Joan Maria Clavaguera, al frente de las emisoras de radio, se ha caracterizado por una gestión austera, con el objetivo de ir reduciendo paulatinamente las pérdidas anuales. Y lo ha conseguido. En 2000, los resultados negativos se redujeron el 102,69% y la publicidad aumentó más del 10%. El año pasado, los ingresos publicitarios siguieron la misma tónica, con un incremento del 15 % a pesar de la crisis del sector, agudizada tras los atentados del 11 de septiembre.

En el modelo de programación que ha instaurado Clavaguera en Catalunya Ràdio se ha impuesto el conservadurismo. La parrilla se mantiene prácticamente desde la etapa de Lluís Oliva, pero ha dejado escapar a reconocidos profesionales del medio, como Manel Fuentes y Xavier Bosch, hoy en RAC1; Neus Bonet y Rita Marzoa, en Ona Catalana, y Sílvia Tarragona, en Ràdio 4.

Una de las pocas ideas innovadoras de Clavaguera la tuvo después de que la CCRTV traspasara al grupo Godó la emisora musical RAC 105. Para ocupar las frecuencias vacantes, el ex director apostó por una fórmula temática: Catalunya Cultura. La última oleada del EGM le otorgaba la muy modesta cifra de 3.000 oyentes y la situaba en la cola de todas las emisoras auditadas.

Clavaguera accedió a Catalunya Ràdio, procedente de la Cadena 13 (un fracasado grupo radiofónico privado auspiciado por Convergència), como redactor de informativos en 1987. En 1993 fue nombrado jefe de los servicios informativos y dirigía el grupo de emisoras desde 1995.

Puig, al contrario que Clavaguera, posee el carnet de Convergència Democràtica, pero ha despertado enemistades anónimas en la prensa adicta subvencionada porque pertenece al sector moderado del partido. En la Administración autonómica ha tenido un papel de gestor en Industria y después como comisionado para la Sociedad de la Información. Su perfil de economista ha impregnado su paso por la CCRTV, de ahí su obsesión por el ahorro y la eficacia. Impulsó el primer contrato programa de los medios públicos y ha tenido una excelente relación con los trabajadores de TV-3, con quienes acordó un nuevo convenio laboral sin incidentes, el primero con una duración de cuatro años.

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