_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Coraje

Benito Zambrano con su Padre Coraje, ha sido el andaluz de la semana. Otra vez nos ha vuelto a emocionar su mesurada y profunda manera de dejar dichas cosas que pasan y sobre las que su mirada no deja ni tregua ni lugar a dudas. Pero también con su Padre Coraje, como antes con Solas ha vuelto a dejar ver a unos actores andaluces, todos andaluces, de los que ha logrado la perfección.

Juan Diego es, más allá de Andalucía, un actor querido, respetado, valorado y aplaudido por todas y cada una de sus interpretaciones. Su enorme humanidad, su permanente compromiso, le llevan siempre al riesgo más absoluto: no se guarda nada, no escatima, no hace trampas, y además, es un genio. Pero Juan Diego, en su perfecto y emocionante do de pecho, no ha estado solo, ha estado acompañado de unos actores maravillosos entre los que ha destacado el, ya para siempre, excelentísimo Vicente Romero, gracias a su interpretación de El Maquea. Hay que ser muy grande para mantener con un tan grande como Juan Diego un duelo interpretativo como el que ha mantenido Vicente Romero y salir de él del brazo, codo a codo, grande uno y grande otro. Tardaré mucho tiempo en olvidar a El Maquea y su resbalosa e inquietante personalidad, gracias a la genialidad de Vicente Romero.

Padre Coraje ha sido importante, no sólo por todo lo que denuncia, sino por todo lo que muestra artísticamente, tanto que es también una llamada que no puede quedar sin respuesta desde el poder, donde alguien se debe sentir obligado a arriesgar para que se haga lo que, a la vista ha estado, aquí se puede hacer.

El cine no es en España una industria, es mejor no engañarse con algunos destellos, pero en Andalucía es aún menos, es sólo un sueño de algunos pocos que se ven lo suficientemente solos como para abandonar, no renunciando a la creación, pero sí intentándola en otros lugares. Los técnicos y los actores de Padre Coraje son un tesoro de Andalucía. Tienen que tener, desde aquí, la proyección que su arte merece. Hay capacidad artística, tiene que haber apoyo. Hace falta voluntad y coraje político.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_