De la Rosa, décimo, pone a prueba la capacidad de su Jaguar

Para Pedro Martínez de la Rosa correr se ha convertido más en una cuestión de supervivencia que de aspiraciones. En su estado actual, Jaguar no puede pensar en ganar una carrera, ni siquiera en luchar por un podio, sino simplemente en acabar como sea. Ayer, en el circuito de Sepang, el británico Eddie Irvine, su compañero, no lo consiguió. Rodó el noveno hasta que un leve choque con el Minardi de Alex Yoong le obligó a retirarse en la 30ª vuelta con un problema hidráulico.

La responsabilidad de la escudería británica quedó entonces en manos del español. Pero desde que el equipo deambula más que compite por el circo de la F-1, el nivel de exigencia es menor. Ayer, la propuesta era concluir para comprobar cuál es la capacidad real del nuevo Jaguar R3. En este sentido, De la Rosa cumplió.

Sufrió una leve colisión con el BAR del francés Olivier Panis cuando intentaba adelantarle en la séptima vuelta. Y después, relegado a la 18ª posición, comenzó otra carrera para él. 'Se trataba de comprobar un poco dónde está el R3 respecto a los demás coches', explicó De la Rosa; 'sabemos que la posibilidad de entrar en los puntos o estar entre los diez primeros son remotas. Pero seguimos empujando hasta el final'.

Sólo los abandonos le permitieron concluir el décimo, entre 13 clasificados. Pero bastó. Su aportación será un punto de partida para las pruebas que Jaguar realizará en Montmeló esta semana. Allí se evaluarán el nuevo R3 y el coche del año pasado. Y es muy probable que la conclusión suponga el abandono momentáneo del nuevo proyecto a partir del GP de Brasil, el 31 de marzo, y la vuelta al bólido de 2001, mucho mejor resuelto aerodinámicamente.

Después, con tiempo por delante y con el túnel de viento ya casi instalado en su base de Inglaterra, el nuevo R3 podrá llegar a ser competitivo. Ahora no lo es.