El Poble Sec no olvida El Molino
Un grupo de voluntarios asea la fachada del viejo local de 'music-hall' en un acto festivo en demanda de su reapertura
Las aspas no giran y los neones de colores se apagaron hace algunos años, pero en el barrio barcelonés del Poble Sec no han perdido la esperanza de que El Molino, el que fue el emblemático local de music-hall del Paralelo, vuelva algún día a funcionar. Ayer un grupo de voluntarios aseó la fachada del edificio, llena de carteles, en un acto revindicativo para salvar el local. No faltaron la fiesta y la música con la participación de antiguas vedettes del local.
'Si no puede seguir funcionando como sala de variedades, que lo haga como espacio para el teatro y la poesía'
'Tengo 81 años y siempre he vivido en el barrio. Creo que hay que reabrir El Molino, ¿tú sabes la vida que da esto?'. Conseguir lo que reclama María, la veterana vecina del barrio del Poble Sec de Barcelona, es justamente el objetivo con el que ayer se desplegó una insólita actividad frente al emblemático local del Paralelo barcelonés. Armados de escobas, espátulas y bayetas húmedas, un grupo de voluntarios trataban de limpiar la fachada del edificio. Mientras, varios artistas amenizaban las tareas con actuaciones musicales y palabras de apoyo a la causa emprendida por la plataforma Fem Girar El Molino, promotora del acto. María era una más entre las decenas de curiosos y simpatizantes que congregó el acto.
El Molino cerró sus puertas en 1997, cuando el evidente declive del género de la revista y el music-hall hizo inviable su continuidad. Desde entonces se han producido varias tentativas de reapertura finalmente frustradas. Según Jordi Romeu, miembro de la coordinadora de entidades del Poble Sec y también de la plataforma Fem Girar El Molino, sus actuales arrendatarios estudian una fórmula que permita su rentabilidad. Pero hay un escollo importante: la sala tiene un aforo reducido y ampliarla no resultaría sencillo. Sólo sería posible dándole altura al edificio, pero la fachada de este teatro fue declarada patrimonio histórico y no se puede tocar.
Pese a estar protegido, el edificio se encuentra en un evidente estado de abandono. Por este motivo, los miembros de la plataforma, que agrupa a una veintena de entidades, en su mayoría vinculadas al barrio del Poble Sec, decidieron asearlo ayer por su cuenta. El suyo es un acto con carácter simbólico, la forma de decir a propietarios e instituciones públicas que no se resignan a la decadencia de El Molino.
Con más voluntad que medios, sus esfuerzos se centraron en la difícil tarea de despegar los numerosos carteles firmemente adheridos a la fachada, entre ellos los que anunciaban el último espectáculo anterior al cierre, Pluma y peineta. Una de sus protagonistas, Merche Mar, que trabajó durante 18 años en el local, subió al improvisado escenario para desgranar sus recuerdos relacionados con la sala y el Poble Sec ante un público más numeroso a medida que avanzaba la mañana. 'Es un lugar entrañable, mágico, que no debe morir', señaló la vedette.
La ilusión de los vecinos sería conseguir que las administraciones se hicieran cargo del local y lo abrieran al barrio para usos culturales. La plataforma ha redactado un manifiesto en el que se reclama este uso público y se solicita, además, voz y voto a la hora de aprobar las actividades que se lleven a cabo en El Molino. Jordi Romeu reconoció que esto es 'una utopía' y que lo realmente importante es volver a ver la sala en funcionamiento. El actor Arnau Vilardebó, muy implicado en la organización del acto de ayer, señalaba: 'Si no puede seguir funcionando como sala de variedades, que lo haga como un espacio para el teatro, la poesía o el vídeo'. La actriz Mont Plans, otra de las que respaldaron la reivindicación con su asistencia, pidió lo mismo: 'Si no se le puede dar el uso de antes, al menos que pueda utilizarlo la gente del barrio'. 'Tengo la esperanza de que esto servirá para algo', explicaba Lidia Moreno, otra de las artistas antaño vinculadas a la sala.
Sin que pareciera importarles el carácter utópico señalado por Romeu, muchas de las personas que acudieron al acto de ayer o se toparon con él por casualidad dieron su firma al manifiesto. Para que nadie olvide que la iniciativa está en marcha, se coronó el edificio con una pancarta con el lema de la campaña: Fem Girar el Molino.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.