Una persecución policial provoca el caos en Granada

Una espectacular persecución durante casi cien kilómetros por la A-92 y un no menos cinematográfico despliegue policial, con el concurso de un helicóptero, por las calles más céntricas de Granada no fueron suficientes para detener a un individuo que eludió un control de la Guardia Civil en Baza y que durante casi tres horas tuvo a las fuerzas de seguridad pisándole los talones. El rastro del delincuente se perdió en la facultad de Derecho, que fue desalojada.

La persecución del desconocido, posiblemente un narcotraficante o un ladrón de turismos de lujo, turbó la tranquilidad de mediodía de Granada. El individuo, a bordo de un coche marca Audi con matrícula francesa falsa, entró en la capital hacia la una de la tarde acompañado por un ruidoso equipo de perseguidores. Ante la imposibilidad de continuar la huida a causa de los cotidianos embotellamientos que atenazan la circulación, abandonó el automóvil en la calle Arabial y prosiguió unos cientos de metros a pie. Tras intentar sin éxito introducirse en un taxi, arrebató un ciclomotor a su propietario y prosiguió la huida.

A los coches de la Guardia Civil y al helicóptero de la Dirección General de Tráfico que venían tras la pista del coche se unieron entonces todos los vehículos policiales que estaban en ese momento en servicio en el céntrico itinerario que escogió el delincuente, del que sólo se conoce la edad aproximada, unos 40 o 45 años, y que vestía una cazadora negra.

Lo que siguió a continuación convirtió las calles de Granada por en un escenario de aventuras. El individuo, acosado por sus numerores cazadores, abandonó el ciclomotor junto a la Catedral y pasó corriendo por el mercado central, lo que produjo una tremenda alarma y una no menos formidable confusión que levantó todo tipo de rumores sobre la naturaleza del acontecimiento, desde un atentado terrorista a la captura del siempre ubicuo Bin Laden.

Un puñado de estudiantes que permanecía, ignorante del suceso, sentado en plena calle en protesta por la ley de Calidad, al ver llegar a agentes y guardias de todo tipo en un fragor de alarmas y sirenas y al susodicho helicóptero de Tráfico, pidió clemencia mediante el clásico grito pareado de 'somos estudiantes / no somos maleantes'.

Pero pronto comprobaron, para su tranquilidad, que no iba con ellos. El delincuente continuó hasta la plaza de la Universidad y allí entró en la facultad de Derecho. La autoridad optó por desalojar el laberíntico edificio ocupado por decenas de alumnos y profesores. El inmueble fue rastreado palmo a palmo por la policía durante dos horas, pero no se encontró el rastro del huido, que posiblemente escapó entre la estudiantina.

A las tres y media de la tarde, los agentes dieron por perdido el rastro del individuo, cuya persecución se inició a las doce del mediodía en un control rutinario montado por la Guardia Civil entre Baza y Guadix. El resbaladizo delincuente escapó a varios intentos de las fuerzas de seguridad por detenerlo en la carretera, hasta que logró llegar a Granada.

La Guardia Civil encontró en el automóvil unos restos mínimos de hachís y de hebras de arpillera, lo que indujo a suponer que se trataba de un narcotraficante que se dirigía desde las provincias levantinas a un puerto, seguramente el de Algeciras. Los investigadores no descartan tampoco que se trate de un ladrón de vehículos de lujo, o incluso que además de ladrón de automóviles fuera traficante. El coche abandonado, un Audi, llevaba una falsa matrícula francesa. A través de la Interpol, la Guardfia Civil trataba ayer de conseguir, citando el número de bastidor, algún dato sobre el ocupante.

El suceso atrajó la curiosidad de cientos de personas que, de algún modo, vieron alterada la tranquilidad del mediodía. La confusión y los rumores fueron continuos. La Guardia Civil confirmó que los datos auténticos sobre el perseguido no iban más allá de su indumentaria y la edad aproximada. La hipótesis de que llavaba consigo un arma de fuego, y que la usó para robar el ciclomotor, no está confirmada.