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Alperi congela las licencias comerciales en el centro de Alicante ante la presión vecinal por la inseguridad

La constante presión que vienen ejerciendo colectivos vecinales y comerciantes de la calle San Francisco de Alicante y adyacentes, área donde se concentra un importante número de negocios regentados por ciudadanos magrebíes, ha obligado al alcalde de la ciudad, Luis Díaz Alperi, a suspender cautelarmente la concesión de nuevas licencias para comercios en esta zona, y especialmente para locutorios.

El primer edil trasladará este acuerdo al pleno del próximo día 15, y se mantendrá vigente hasta la aprobación de la nueva ordenanza municipal, reguladora de la actividad comercial en el centro histórico de Alicante.

Los vecinos y comerciantes sostienen que la progresiva degradación de este área ha transformado la zona tradicional, que abarca la plaza de Gabriel Miró y calles adyacentes, en un foco de delincuencia y de inseguridad ciudadana. Las quejas arreciaron el pasado jueves cuando los vecinos se percataron de la realización de obras en un local que, creyeron, acogería un nuevo locutorio.

La sospecha disparó la alarma y motivó una concentración espontánea en el edificio consistorial, con el propósito de entrevistarse con el alcalde.

Los denunciantes sostienen que el área 'está saturada' de locutorios que, según contabilizó Toñi Torregrosa, una comerciante, son ya 14. Los vecinos sospechan que un gran número de estos negocios, regentados en su mayoría por magrebíes, funcionan como locales tapaderas de supuestas actividades ilegales.

Ayer, en una reunión con representantes vecinales y comerciales, Díaz Alperi informó de las medidas para atajar los índices de delicuencia de la zona. Alperi se comprometió con los vecinos a reforzar el papel del funcionario designado para coordinar sus demandas. Aseguró, además, que se mantendrá el dispotivo policial que vigila el entorno. En este apartado, Alperi constató una cierta 'desmoralización' de la policía. 'Los agentes cumplen su función, o sea, detener a los delicuentes, pero éstos son puestos inmediatamente en libertad. Habría que reformar la ley o aplicarla con rigor', argumentó.

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