El Moll de la Fusta tendrá el suelo de madera y pérgolas para dar sombra

Deparecerán los chiringuitos, habrá itinerarios sombreados con pérgolas y pavimento de madera. Quince años después de su inauguración, el Moll de la Fusta tiene que ser renovado por completo para poner fin a la degradación en que se encuentra. La gamba de Mariscal es practicamente el único elemento original que se salvará: será restaurada y se quedará en el Moll de la Fusta, aunque no se ha determinado su ubicación. Menos es más es el lema con el que se presenta el nuevo proyecto, del arquitecto Manuel de Solà-Morales.

El nuevo Moll de la Fusta tendrá menos obstáculos: se anularán los edificios centrales del paseo -que en su última etapa fueron after hours; es decir, lugares de ocio que permanecen abiertos cuando el resto ya ha cerrado-, también se suprimirán los bancos y las jardineras, y se reformarán las actuales salidas de humo del aparcamiento y sus accesos peatonales. La idea es liberar ese espacio, ya de por sí de difícil acceso, de obstáculos adicionales y transformarlo en una zona de paseo, según explicó ayer el arquitecto jefe del Ayuntamiento, Josep Anton Acebillo.

Los cinco chiringuitos desaparecerán en su actual configuración. Sólo se mantendrá parte de la estructura para convertirlos en pérgola. Uno de los problemas del paseo en verano era el sol. Ahora, las pérgolas darán sombras al paseo. El proyecto prevé ambién tapar con cristal los lucernarios de ventilación del aparcamiento, de manera que se ganará espacio para los peatones.

Se construirán dos edificios, uno a cada lado del Moll de la Fusta, de 333 metros cuadrados y serán de hormigón blanco. El que se situará en el lado más próximo al monumento a Colón albergará una sala de exposiciones del Museo Marítimo. Al otro lado, se instalará un restaurante bar de nivel 'medio-alto', según el proyecto. Todo el Moll de la Fusta tendrá un nuevo pavimento, de tablones de madera de color natural. La conexión con el Moll de Bosch i Alzina -por encima de la Ronda del Litoral- no se modificará y se seguirán empleando las pasarelas actuales.

Emplazamiento por decidir

La gamba diseñada por Mariscal, que ocupaba el tejado de uno de los locales, será restaurada y se quedará en el Moll de la Fusta. El Instituto Municipal del Paisaje Urbano firmó un convenio con los propietarios del establecimiento por el cual éstos cedieron al Ayuntamiento tanto el local como la gamba. Pero aún no se ha decidido cuál será su emplazamiento.

La ejecución del proyecto supone una inversión de 5,6 millones de euros (unos 931 millones de pesetas). La mayor parte, 3,4 millones, los aporta el Puerto de Barcelona para el mobiliario y la reforma urbanística del espacio; 743.000 corresponden al gasto de construcción de los nuevos edificios que costea el Ayuntamiento, y la Sociedad Municipal de Aparcamientos (SMASSA) desembolsará 1,4 millones para las obras de acondicionamiento de las entradas y salidas del aparcamiento -que actualmente plantean numerosos problemas para el paso de peatones -, un área de estacionamiento para motocicletas y las salidas de humos.

Los trabajos comenzarán por el aparcamiento antes de verano y seguirán, en el segundo semestre del año, con la urbanización del Moll de la Fusta, con la intención de que estén acabados a mediados de 2003.