Capello enamora a la directiva del Barça
El italiano vuelve a ganar puntos ante la junta de Gaspart tras vapulear a los azulgrana en Roma
El presidente, Joan Gaspart, y un buen número de sus directivos intentaban digerir ante el estadio Olímpico de Roma el abultado 3-0 que encajó el Barça cuando el técnico italiano Fabio Capello, enfundado en su abrigo y arrastrando su maleta de ruedas, pasó ante la junta azulgrana en pleno. Y luego siguió hasta un nutrido grupo de periodistas que aguardaban el autocar. '¿Cuándo vienes?', se escuchó decir a alguien del corrillo con una cierta sorna. El entrenador, que dijo que pasó por ahí porque su mujer le esperaba en el coche, dibujó la sonrisa del ganador. Capello volvía así a presentar, pese a la oposición del vestuario y de una parte de la afición, su candidatura a entrenar el Barça. Ahora mismo, salvo que la temporada dé un vuelco prodigioso, nadie cree que Carles Rexach siga el próximo año.
Charly se salvó gracias a que el Liverpool, por obra de Heskey, empató en Estambul. El Barça es segundo y aún depende de sí mismo. Pero lo peor es que, en el supuesto de que alcance los cuartos de final, su futuro no inspira confianza alguna. Sin tener todavía definido su estilo de juego a estas alturas del año, la junta da muestra de aprensión. El Barça lleva dos años en blanco y corre un serio peligro de completar el refrán de no hay dos sin tres. En esta tesitura, varios directivos no escondían en el aeropuerto de Roma sentirse más seducidos que nunca por la figura de Capello, cuya filosofía es opuesta a la fórmula ofensiva del Camp Nou. La junta prefiere quedarse con la seriedad del técnico italiano y la eficaz disciplina de sus jugadores porque garantiza rendimiento. Gaspart ya tentó hace un año a Capello, que llegó a entrevistarse con el entonces vicepresidente Jaume Llauradó, pero el contrato se desechó porque el presidente condicionó el fichaje a que Serra Ferrer no ganara un título. Y Capello, que gana 4,8 millones de euros al año, no aceptó. La renegociación se presenta ahora más complicada porque el técnico ha reforzado su vínculo con el Roma.
Pese a todo, Gaspart lanzó en Roma un mensaje de tranquilidad porque el Barça, pese a dar una pésima imagen, sigue vivo en Europa. La misma lectura realizó Rexach y el vestuario que ayer, por boca de Puyol y Gerard, tildó el 3-0 de injusto. El problema es que ya no se sabe a qué juega el Barça, que reserva sorpresas a diario. Es capaz un día de alinear a cinco defensas y el siguiente a cinco delanteros. Y luego de suicidarse en Roma jugando a la italiana. Falto de profundidad, el tridente no ha cuajado (Rivaldo, Saviola y Kluivert) ni tampoco los extremos, por el absentismo de Overmars y Geovanni. Las dudas son tantas que han atrapado ya hasta al mediocentro, una posición intocable desde la llegada de Cruyff y que ahora emula al Guadiana (Xavi no jugó en Roma). Los siete fichajes, que costaron 120 millones de euros, han decepcionado: sólo fue titular Christanval y al final Rochenback. Bonano, Saviola y Coco estuvieron en el banquillo, y Geovanni ya ni viajó. Andersson está lesionado. Coco, también suplente, puede recuperar la titularidad por una lesión de Sergi, baja para unos veinte días.
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