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Reportaje:

Attac, la elegancia de ir a la contra

Bernard Cassen invita a la participación activa de los ciudadanos para desarmar los intereses del mercado global

Attac es una asociación que nace en Francia en junio de 1998 con vocación de 'desarmar a los mercados', de 'luchar contra todos los aspectos de la globalización dirigida por las grandes corporaciones internacionales, según explicó ayer en Valencia Bernard Cassen, su actual presidente.

El nombre resulta de forzar el título de una película sobre la amenaza nuclear para convertirlo en siglas de la Asociación para la Tasación de Transacciones Financieras para la Ayuda a los Ciudadanos.

Cassen, catedrático, ex alto funcionario de la República Francesa y director general de Le Monde Diplomátique, explicó en perfecto castellano que la vocación del movimiento, que reúne a 30.000 asociados en Francia y se extiende por otros países, es constituir foros de diálogo y debate para 'extirpar el virus liberal que está en todas las cabezas, luchar contra el fatalismo y poner de manifiesto que no estamos condenados a este mundo injusto'.

Impecablemente vestido y en un tono ligeramente soberbio, Cassen insistió en que Attac carece de intereses políticos, es capaz de elaborar panfletos de gran altura científica -'tenemos gente tan buena como la del Fondo Monetario Internacional'-, y se opone a cualquier forma de violencia porque 'el radicalismo está en las propuestas, los métodos son clásicos'.

Cassen mencionó 'la evidente provocación policial' que desencadenó episodios de violencia durante la reunión del FMI en Barcelona o, peor aún, en Génova, donde un militante antiglobalización resultó muerto como resultado de 'un compló del modelo Berlusconi'.

Pero a pesar de luchar contra el fatalismo, Cassen aportó pocas salidas a un mundo diseñado a favor de los grandes mercados financieros. Condenó la coalición internacional contra el terrorismo o un supuesto eje del mal 'es el brazo armado de la globalización'; condenó el programa que impulsa José María Aznar desde la presidencia de la Unión Europea para favorecer la flexibilidad laboral y seguir el modelo estadounidense como 'un modelo de lo que no se debe hacer'; condenó a los 'lacayos británicos y españoles' del gran coloso norteamericano y sólo expreso dudas sobre la capacidad de la UE para ejercer de contrapeso.

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Bromeó sobre el interés de los políticos franceses por ganar el favor de Attac o de los grandes financieros por buscar acuerdos: 'La prensa financiera nos tiene en cuenta porque los problemas del 10-S son hoy más graves y evidentes'.

Apenas esgrimió que el Parlamento francés ha instado hace poco la creación de un impuesto sobre las transacciones financieras en los mercados internacionales.

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