El 'poder andaluz' toma España

Los aficionados al atletismo afirman que su manera de correr recuerda a las de Sebastian Coe o Said Auita, dos de los grandes mitos del medio fondo, pero su familia afina aún más. 'Como Nurredín Morceli; dicen en mi casa que me parezco a Morceli', confiesa Manuel Olmedo (Sevilla, 1983).

Lo cierto es que tiene las características físicas (alto, enjuto y fibroso) y mentales (inquieto y disciplinado) necesarias para triunfar en el atletismo. Hasta los rasgos de su cara, con un inconfundible aire magrebí, le acercan como nadie al mito que dice que los corredores españoles son los africanos de Europa. Ayer, decidido a aprovechar las oportunidades de triunfar que la naturaleza le ofrece, ganó en su ciudad natal el título nacional de los 800 metros en pista cubierta y puso proa con una buena marca (1m 47,87s) a los Europeos de Viena, en marzo, y a los Mundiales juveniles al aire libre de Jamaica, en julio.

'Es otro Reyes', no pudo por menos de gritar Jorge González Amo, el técnico de la federación que lo sigue desde hace media docena de años, un ex atleta que está admirado por la gran velocidad de Olmedo. 'Es muy, muy rápido. Tiene unos 400 metros fabulosos, y eso que viene del 1.000 y del cross. Está llamado a ser un gran atleta de 1.500 y 800. Puede duplicar las distancias'.

Olmedo, un chico que parece extraordinariamente centrado para su edad, cercano a los 19 años, se mostraba ayer satisfecho, pero no demasiado eufórico. El joven, que empezó a los siete años y lleva desde los 12 volcado en su carrera, para lo que dejó los estudios hace dos años, lamenta la escasa repercusión que tienen los éxitos deportivos de los atletas en comparación con profesionales de otros deportes, 'que tienen mucho más reconocimiento y ganan mucho más dinero con menos esfuerzo y sacrificio diario'.

'Éste no es mi primer éxito importante', asegura firme, convencido de su valor. 'Hace dos años, todavía con 16, quedé el tercero en los nacionales de Barcelona que ganó Parra. A ese triunfo le doy tanta importancia como a éste'.

Ahora espera que las cosas cambien tras esta carrera, en la que contó con la ventaja de la ausencia de Antonio Reina, otro sevillano, otro miembro del poder andaluz, el grupo de atletas jóvenes que ha revolucionado el atletismo español: Reina, Olmedo y Penti, el fuera de serie de los 3.000 obstáculos.

Fuera de la pista, Olmedo sigue siendo un atleta. 'Mantengo amigos en mi barrio, en Los Arcos, pero comparto pocas cosas con ellos. Cuando vuelvo de entrenarme, cansado, y planean qué van a hacer el fin de semana, a qué discoteca ir o dónde ir a beber, me siento extraño'.

Además, no se siente, como otros deportistas, frustrado por cosas propias de su edad que deja de hacer por entrenarse. 'Soy feliz. Gano mucho con mi vida. No le veo mérito a salir y sí a superarme día a día, a alcanzar objetivos. En la calle hay mucha hipocresía y en el atletismo he encontrado gente muy sana, buenos amigos que se preocupan por mí', proclama. Toda una lección en épocas de botellones y reformas educativas.

Ayer, tras recibir su medalla y pasar el control antidopaje, ya puso sus miras en Viena, en donde correrá los 800 gracias a la marca mínima conseguida una semana antes en el Gran Premio Vodafone, celebrado en la misma pista sevillana.

'No pensábamos en esa competición. El objetivo de la temporada de invierno era el nacional', decía ayer Paco Solares, su entrenador, que también es policía municipal, 'pero la victoria y la posibilidad de ir a Austria son un regalo que intentaremos aprovechar. Habrá que alargar algo la preparación, pero merece la pena. Me conformo con que llegue a las semifinales'.

Pero entrenador y corredor son conscientes de que, pese a la inexperiencia de Olmedo y a que tendrá que correr tres carreras si alcanza la final, las ausencias de Schumann, Korzakowski y Kipketer vuelven a ofrecer una oportunidad de oro al joven atleta sevillano para salir en los periódicos.