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Crónica:La jornada de Liga | FÚTBOL
Crónica
Texto informativo con interpretación

Aimar, en territorio hostil

El media punta sobrevive a la desconfianza de Benítez, que prima a jugadores más potentes

El Laudrup argentino -según lo definió César Menotti-, el media punta preferido por Diego Maradona, el futbolista inteligente que envía el balón al espacio -como lo ve Johan Cruyff-, la joya procedente de la cantera de River Plate, es decir, Pablo Aimar, lo ha pasado fatal en su año y pico en el Valencia. Ha jugado en territorio hostil. Sin la confianza del anterior entrenador, Héctor Cúper, ni mucho menos del actual, Rafa Benítez. Y con el recelo de gran parte de la prensa, que le ha recordado constantemente lo que costó en diciembre de 2000: 24,04 millones de euros. Ahora coincide, además, con un Valencia predominantemente físico y agresivo que encabeza la Liga, pero también otra clasificación menos honorable: la lista de equipos que más faltas comete empatado con el Tenerife (588 en las 26 jornadas disputadas).

El Valencia, líder de la Liga, es junto al Tenerife, colista, el equipo que más faltas comete
El argentino es muy tímido y le molesta que le den trato preferencial por ser futbolista
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Aimar desatasca al Valencia

Aimar, de 22 años, no está siendo santo de la devoción de Benítez. El técnico madrileño argumenta que ningún conjunto importante de Europa juega con un media punta, de ahí que sólo le haya dado a Aimar cuatro partidos completos -y nunca seguidos-, si bien ha participado en un total de 20. Benítez, por lo visto, entiende que Zidane en el Madrid no actúa de media punta. El preparador del Valencia alineó de titular a Aimar en el abrupto césped de Mendizorrroza mientras que no le concedió ni un solo minuto en la moqueta del Camp Nou ante el Barça, equipo que visita el sábado Mestalla. El Valencia remontó un 2-0 en Montjuïc en la segunda parte, cuando Aimar había sido sustituido, y muchos críticos creyeron encontrar en el argentino el origen de todos los males. Se olvidaron de que en San Mamés, marcó un gol, dio el pase en el otro a Ayala y, pese a ello, también fue reemplazado en el minuto 60, sobreviniendo el empate del Athletic.

No es extraño, pues, que Aimar haya vivido en permanente estado de ansiedad en los últimos meses, disimulado tras una máscara de aparente tranquilidad. Cada vez que pisa un campo de fútbol quiere dejar detalles extraordinarios, y eso sólo se consigue en contadas ocasiones, como el pasado sábado en el Madrigal, cuando revolucionó a su equipo y le dio el gol del empate. Fue su segundo tanto en el presente curso, al que une otro en la Copa de la UEFA. En ese encuentro ante el Villarreal, por cierto, hubo 54 faltas y el técnico del cuadro castellonense, Víctor Muñoz, dio la voz de alarma: 'La gente del fútbol debemos hacer algo al respecto', declaró Muñoz.

Sus compañeros en el Valencia no albergan dudas sobre la calidad del argentino de Río Cuarto: 'Tiene un cambio de ritmo impresionante, una gran visión de juego y una rápida conducción del balón', dice Baraja. 'Ve el fútbol muy fácil. Me gusta jugar con él', añade Sánchez.

¿De dónde vienen, pues, las reservas de algunos técnicos? Debe ser la fragilidad. Mide 1,70 y pesa 72 kilos y eso puede llegar a ser un pecado en un conjunto tan potente como el Valencia. Porque, por otro lado, Aimar nada tiene que ver con el que fuera su gran ídolo: Ariel Ortega. Al contrario que el Burrito, Aimar es trabajador y solidario en el campo; y muy prudente fuera de él. No se le ha oído ni media queja desde que llegó a Mestalla. Mide muchísimo sus palabras para que no se interpreten como una protesta. 'Nadie quiere arriesgar en esta Liga', fue lo más fuerte que dijo ayer para explicar las numerosas precauciones defensivas de casi todos los aspirantes a ganar el campeonato.

'Pablo es un trozo de pan. Es incapaz de ofender a una hormiga', explica uno de sus mejores amigos, el joven estudiante Vicente Forés. El centrocampista argentino es extremadamente tímido. Se siente incómodo cuando lo reconocen por la calle. Y se molesta si le dan trato preferencial. Así lo ilustra Forés en una anécdota. 'Pablo vino a la comunión de mi hermana y, en el convite, alguien del restaurante, al verlo, le dijo que había llegado la estrella de la fiesta. Él le respondió que la estrella era esa niña de blanco'.

Pablo quiere ser protagonista en Mestalla, pero pasar inadvertido fuera de allí. Vive con su pareja en un chalet de Godella, a escasos kilómetros de Valencia, frecuenta los cines de la ciudad -le encantó la película argentina El Hijo de la Novia- y acaba de leer El Señor de los Anillos.

Aimar acierta con un control magnífico durante el Valencia-Valladolid.
Aimar acierta con un control magnífico durante el Valencia-Valladolid.JOSÉ JORDÁN

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