La pegada abandona al Celta
La falta de acierto ante la portería del Málaga impide ser líderes a los de Víctor Fernández
La pegada que durante tantos meses caracterizó al Celta abandonó al equipo cuando la necesitaba para ser el primero. La escuadra que hace una semana era la más anotadora lo falló todo, hasta lo más incomprensible, y dejó escapar un liderato que quema. Murió el Celta en la orilla, sobre todo en una segunda parte en la que destapó su fútbol más espectacular. Su mayor enemigo lo tuvo en sus propias entrañas, en un banquillo mal administrado y en un delantero centro en horas bajas.
Con Catanha en vía muerta, el Celta no pegó esta vez el clásico gatillazo que le atenaza cuando el liderato está en juego. Intimidó hasta la extenuación al Málaga, que sacó el balón bajo los palos hasta con la cara de Contreras, y revivió por momentos el fútbol de terciopelo que le ha hecho famoso, pero careció de gol. Y el Málaga, que en la segunda parte ni visitó a Cavallero, se llevó un punto inujustificado.
CELTA 0| MÁLAGA 0
Celta: Cavallero; Yago, Sergio, Cáceres, Sylvinho; Luccin (Doriva, m. 67), Giovanella (Karpin, m. 67); Edu, Mostovoi, Jesuli (Maurice, m. 74); y Catanha. Málaga: Contreras; Josemi, Litos, Fernando Sanz, Roteta; Edgar (Zárate, m. 63), Miguel Ángel, Romero, Musampa; Darío Silva (Canabal, m. 76) y Dely Valdés (Leko, m. 85). Árbitro: Losantos. Amonestó a Luccin, Giovanella, Romero, Cáceres, Josemi, Canabal y Miguel Ángel. Unos 20.000 espectadores en Balaídos.
La pelea de los dos equipos mereció goles ya en la primera mitad, en la que el peligro no dejó de rondar a los porteros. Fue desde el inicio un encuentro peleado, en el que el Celta elaboró las jugadas y el Málaga le encontró la espalda por la vía rápida. Escarmentado por la ausencia de Berizzo, el grupo de Víctor Fernández se decidió a pegar el balón a la pradera desde la defensa, y Mostovoi y Jesuli se trabajaron a una defensa que aguantó el tipo pese a su menor rango.
Apareció el Málaga en Vigo como un equipo dividido en dos. De medio campo para atrás practicó el clásico ejercicio de pulmón; bajo el lema de negar un centímetro, su defensa no perdió jamás el hilo del partido, y fue solventando el trabajo sin brillo pero de forma efectiva. De Musampa hacia adelante el Málaga fue rápido y combinativo. Hasta el descanso, cuando desapareció.
La candidez de Yago, repuesto de urgencia de los lesionados, alumbró a un Celta descompensado, brillante por la izquierda e inexistente por el costado contrario. Por el carril de Jesuli y Sylvinho nació todo el juego, con la ventaja que supone combinar a un lateral de fútbol tan largo como el brasileño con un diestro cambiado de banda, siempre peligroso en el recorte hacia adentro.
La segunda parte metió definitivamente al Celta en el partido. Se borró el Málaga, o el Celta se lo tragó, que viene a ser lo mismo, y desde que se acabó el descanso no hizo el grupo de Peiró otra cosa que defenderse a duras penas. Vano intento el malacitano el de adelantar la defensa: los de Vigo empujaron tanto que no le quedó otro remedio a su rival que aguantar el tipo en su área.
En esta ocasión el banquillo no ayudó al que mejor jugaba. Cambió Fernández a su doble pivote, y apostó por dos puntas en detrimento de Jesuli. Catanha siguió en el campo. El equipo, que sólo fallaba en el área, tuvo que volver a buscar su juego, y se le fue por el medio una sangría de minutos. Y el nuevo dibujo alejó del área a Mostovoi, la baza más peligrosa. El resto lo pusieron el infortunio y la cara de Contreras, que salvó a su equipo en un fuerte disparo de Maurice.
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