'En los 80 todo era irresponsabilidad; los 90, más apoltronados'
Teo Cardalda, vigués de 39 años, se incluye dentro de la colección Un País de Música 2 por partida doble. Primero, por su pertenencia al grupo Golpes Bajos, cuya canción Malos tiempos para la lírica forma parte del volumen dos de esta colección, Los alegres 80; segundo, por la creación de un grupo, Cómplices, que ha tenido una larga trayectoria desde su primer elepé, Manzanas (1988), hasta este mismo año. Cardalda acaba de publicar A veces, última entrega, la séptima de Cómplices, pero esta vez en solitario, sin su compañera sentimental, María Monsonís.
Multiinstrumentista, compositor, productor, cantante, Cardalda vivió los años vertiginosos de la movida y el remanso de la década de los noventa. La canción Dama del río forma parte de la quinta entrega de esta colección, que se presenta bajo el título de El pop de los 90 (2).
'En el futuro tiene que haber una reorganización total del sector discográfico'
Pregunta. Usted aparece en esta recopilación como integrante de Golpes Bajos, en los ochenta, y como artífice de Cómplices en los noventa. ¿Cómo diferenciaría musicalmente ambas décadas?
Respuesta. Fueron etapas muy diferentes. En los ochenta todo era irresponsabilidad. Era como una masturbación. Había muchísimas propuestas, todas muy diferentes entre sí, pero no todas eran musicales, otras también mezclaban lo estético... Lo principal era divertirse. Los noventa han sido más apoltronados, a la búsqueda del tema redondo que sea un single de éxito. Ha sido un momento en el que las cosas han ido a peor. La industria ha tocado fondo y es tiempo de replegarse. Sólo salen recopilaciones y los músicos están más preocupados de copiar que de crear. La única que creo que se salva es la música electrónica. Ha sido una revolución anticomercial y estética.
P. Después de haber sido parte de un grupo tan famoso y bien tratado por la crítica como Golpes Bajos, ¿cómo decidió formar Cómplices?
R. Después de Golpes Bajos me veía completamente autosuficiente para grabar enseguida, sin dejar pasar mucho tiempo. Pero al final pasaron dos años y medio hasta la aparición del primer disco de Cómplices. Estuve buscando compañía discográfica y, por fin, Julián Ruiz se interesó. Fue una cuestión de tiempo.
P. Usted es multiinstrumentista, compositor, cantante, arreglista, productor... ¿Chocó con Germán Coppini, cantante de Golpes Bajos, para que el grupo se deshiciera?
R. Siempre se habla de problemas. Es cierto que los hubo, pero muy al final. Tuvimos una carrera corta, pero fantástica. Mejor corto que irte repitiendo, creo. Golpes fue una explosión de cuatro provincianos de Vigo de 19 años que para lo único que queríamos venir a Madrid era para comprar zapatos en la calle Argensola. Eso eran los ochenta. Sacamos un maxisingle con cinco canciones muy potentes, como No mires a los ojos de la gente y Malos tiempos para la lírica. Todo iba muy deprisa, era un abismo de velocidad, y esa inercia te hace ver que hay diferencias y al final terminas dejándolo.
P. ¿Y cuando ese sueño se rompe, qué hace usted?
R. Pues me dedico a la producción para Nuevos Medios. Allí produje, por ejemplo, el primer disco de Ketama, que tenía portada de Ceesepe; también discos de Ray Heredia, de Martirio. El flamenco me parece una música muy intuitiva y relativa en la que puedes pensar que algo está mal y ser una maravilla, estar lleno de corazón. Me he sentido muy cómodo trabajando con gitanos. Por entonces no estaba en mi mente montar un grupo todavía.
P. Y, de pronto, aparece una sorpresa llamada Manzanas, un señor disco.
R. Sí, es uno de mis discos favoritos de Cómplices. Ahí hay sonido de Golpes Bajos todavía. Las bases y batería de Tino di Geraldo en ese disco le convirtieron en un percusionista de culto. Fue un disco puente. Por ejemplo, si a Con carita de panoli le pones la voz de Germán Coppini, es un tema de Golpes Bajos, sin duda.
P. ¿Ahora que ese trabajo pertenece a otro siglo, cómo ve el mundo musical español de principios del siglo XXI?
R. Es un momento en el que la industria intenta adaptarse a los tiempos que corren. A la piratería. Tiene que haber una revolución en la forma de vender. Es cierto que los discos son muy caros, pero también falta interés por parte de las compañías para poner fin a esto. Dicen que Operación Triunfo ha salvado este año la industria discográfica. Pero Operación Triunfo se va a hundir porque se están sacando las cosas de quicio y ahora no es más que una plataforma publicitaria. En el futuro tiene que haber una reorganización total del sector.
P. Con este último disco en el que Cómplices se convierte en un solo miembro, comenzarán las habladurías sobre afinidades.
R. Es algo que no puedes controlar. María [Monsonís] ha estado ahí durante todo el proceso de creación del disco. La cuestión es que María quiere abandonar todo esto de la promoción de los discos, ya no le gusta, pero ella sigue estando ahí. Y a mí no me apetecía descolgarme la mochila de Cómplices.
Babelia
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