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Reportaje:XIX JUEGOS OLÍMPICOS DE INVIERNO | Salt Lake City 2002

La 'tormenta de hielo'que no cesa

Crece el escándalo del patinaje al confirmarse que la juez francesa fue presionada

El cerco se cierra. El patinaje artístico había tenido a lo largo de su historia múltiples escándalos a causa de las puntuaciones subjetivas de los jueces, pero la presión mediática nunca había sido tanta como en esta ocasión. La tormenta de hielo, como se ha calificado en Norteamérica a la derrota de la pareja canadiense frente a la rusa en la final de parejas, es toda una guerra. Un conflicto que el presidente del COI, Jacques Rogge, ha pedido que se solucione cuanto antes. 'Arreglen el problema aunque tengan que trabajar 24 horas al día', urgió Rogge a la Unión Internacional de Patinaje (ISU).

La declaración del presidente de la federación francesa de patinaje, Didier Gailhaguet, confirmando que la juez francesa Marie Reine le Gougne fue presionada para 'votar de una forma determinada', volvió a dar fuerza a la alicaída representación canadiense, que horas antes ni siquiera estaba segura de cómo presentar la apelación. 'Estamos aún buscando pruebas, pero de momento sólo tenemos acusaciones', dijeron repetidamente miembros de la Asociación Olímpica Canadiense y la presidenta de la federación de patinaje.

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Gailhaguet reconoció las presiones, pero matizó: 'Es verdad que Marie Reine fue presionada, pero no puedo decir que para favorecer a algún país concreto del Este europeo, ni ello significa que luego hiciera algo malo. Algunas personas cercanas a los jueces siempre obran con maldad y colocan bajo presión a alguien que es honesto y correcto, pero emocionalmente frágil'. Las palabras de Gailhaguet se unen a las dichas por el presidente de la ISU, Ottavio Cinquanta, que admitió tener un informe en esa misma línea del estadounidense Rof Pfenning, el árbitro que coordinó a los nueve jueces en la prueba, pero también la versión contraria de que si hubo error, no fue intencionado. Así no habría caso.

Las acusaciones, aunque siempre sin pruebas, han ido muy lejos. Franck Carroll, entrenador estadounidense del patinador Timothy Goebel, ha llegado a decir que Le Gougne votó por los rusos para compensar las derrotas sufridas en Canadá por la pareja francesa de danza, Marina Anissina y Gwendal Peizerat.

El COI no quiere que el escándalo se extienda por la mala imagen que ello supone. En principio, como no hubo fallo técnico, de las máquinas, sólo si se demuestra que hubo mala fe en las puntuaciones se podría incluso dar una nueva medalla de oro a los canadienses, pero nunca quitarla a la pareja rusa, que no es responsable ni se ha dopado. Sí hay precedentes de nuevas medallas por fallos técnicos, como sucedió, justamente con una canadiense, en la natación sincronizada de Barcelona 92.

En el patinaje, rara vez ha existido unanimidad en las puntuaciones, y por los escándalos ya se han producido sanciones y suspensiones. Cinquanta anunció que tiene en marcha otro proyecto para perfeccionar aún más el sistema actual en el que los jueces cuentan con un sistema de ordenador y vídeo para volver a ver los ejercicios antes de puntuar. Pero admitió que al final es una decisión humana, y como tal, sujeta a errores. 'Lo que no se puede tolerar es el dolo, la mala fe', señaló.

El problema de la ISU es similar al de otros deportes con puntuaciones subjetivas, como la gimnasia, los saltos de trampolín y palanca, y los deportes de combate (los que lleguen el final, sin KO ni ippones, como el yudo, el taekwondo, el boxeo, la lucha, o el karate.

La ISU tiene 75 países miembros, pero sólo una veintena con suficiente nivel para aportar jueces, que además de una preparación muy dura pasan continuos controles de actualización. Por eso siempre los mismos puntúan a los mismos y como mucho, de las nueve notas se descartan la más alta y la más baja en cada caso. La teoría de la ISU, que presume de ser más antigua que el COI, pues se fundó en 1894, es que hay que confiar en la honorabilidad de los jueces y que el hecho de poner otros de distintos países al patinador, aparte de dudar de la honorabilidad del juez, no evitaría las presiones.

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