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Reportaje:

Malabo queda al sur de Madrid

Los inmigrantes guineanos convierten en su segunda patria, con su música, zonas de Alcorcón, Getafe, Fuenlabrada y Leganés

Malabo: antiguamente Santa Isabel, capital de Guinea Ecuatorial situada en la isla de Bioko, nombre actual de la antigua colonia española denominada Fernando Poo. Pequeña Malabo, Malabo madrileña o Malabo 2: nombre que se da entre la comunidad inmigrante guineana en Madrid a la zona comprendida entre los municipios de Alcorcón, Getafe, Fuenlabrada y Leganés. No se sabe a ciencia cierta cuántos guineanos habitan la zona. Pero el número es suficientemente elevado como para que los que han llegado desde la ex colonia a la metrópoli en estos últimos diez años la denominen ya como a la capital de su patria. Un país que se vieron obligados a abandonar por diversos motivos, casi siempre relacionados con las dictaduras que Guinea Ecuatorial ha sufrido desde su independencia de España, en 1968.

El paisaje humano ha cambiado en muchos lugares de esas cuatro ciudades del sur de Madrid. Las familias guineanas se hacen notar y empiezan a tener sus propios negocios de cara al público, sus hijos comparten clases y alboroto en los colegios de la zona con niños españoles, y en los parques, discotecas y plazas públicas cada vez es más frecuente encontrarlos en grupos.

De toda la inmigración subsahariana, es la ecuatoguineana a la que menos le cuesta adaptarse a las costumbres españolas, a pesar de que entre ambas hay serias diferencias. 'El idioma español y las costumbres que vimos de los españoles antes de la independencia nos ayudan a adaptarnos mejor', explica Alex Ikot, un músico de 45 años que llegó hace once al escuchar rumores en su país de que en España se ponía de moda la música africana.

Ikot se encontró con otra realidad, pero, gracias a su enorme experiencia como batería y percusionista, empezó a dar clases y a colaborar en diversos grupos. Con la vocalista Moana Sinepi (en lengua bubi, la pequeña cantante), el guitarrista David Owomo y los teclados de Pepe Dougan, Alex ha formado La Malabo Strit Band, un grupo que mezcla la música tradicional de su país con el pop, y que está a punto de editar su primer disco.

Moana Sinepi, la cantante de la banda y a otras horas cocinera de un restaurante vegetariano, considera Móstoles y Alcorcón como su pueblo. Pues, aunque hace poco se ha mudado a Valdebernardo, entre ambos municipios vive toda la familia que ha traído desde que llegara a España hace 14 años. 'Todos mis primos están aquí cerca', confiesa Sinepi mientras degusta unas sardinas con una salsa especial picante guineana en el bar Carballeira, de Leganés, regentado desde hace dos meses por Altabella, 'la prima de un primo' suyo.

El bar se ha convertido en uno de los lugares de reunión imprescindible para los guineanos de Madrid, y vienen incluso de otras zonas de la Comunidad. Aunque se haya ido a vivir lejos, Moana Sinepi sigue visitando con frecuencia los negocios que sus paisanos poseen en la zona. 'Los guineanos es como si nos conociéramos todos', asegura la cantante. 'Golpean en tu puerta y siempre les abres y les atiendes, y al final siempre sale algún parentesco'. Moana dice que Las Hijas del Sol, con las que ha cantado muchas veces, son sus 'primas también': 'Piruchi es mi tía, y Paloma, mi prima', asegura. Aunque le gusta cocinar, Sinepi espera poder dedicarse de lleno a la música, que es la faceta que más satisfacciones está dando a la inmigración guineana.

Las Hijas del Sol son, sin duda, las más famosas hasta la fecha, pero igual de interesantes resultan los discos de Baron Ya Buk-Lú, otro ecuatoguineano que también vive en Leganés. Baron tiene dos discos en solitario, y en el último, Actitud bantú, colaboran raperos del Foro como Fran T o El Chojin, produciéndose un brillante cruce entre los ritmos africanos y el hip hop. Además, desde la fenecida sala Caracol, Baron Ya Buk-Lú dirigió hace un lustro el disco recopilatorio Africanos en Madrid con diferentes músicos llegados a la capital.

Famosos y anónimos

Alex Ikot, Las Hijas del Sol, Moana Sinepi o Baron Ya Buk-Lu son sólo la punta del iceberg de toda la movida guineana que se ha generado en Madrid en las poblaciones del sur en los últimos años. Sólo destacan los que graban discos y acaban saliendo por la tele. Pero detrás de ellos hay un mundo formidable de seres humanos que, aun adaptándose con gusto a la nueva sociedad en la que viven, no quieren perder sus raíces.

Altabella ofrece comida típica de su país en el bar Carballeira, que ha mantenido el nombre de sus anteriores dueños gallegos. Pero también informa allí de actos y encuentros de su comunidad. En las paredes de su bar siempre hay carteles colgados de las discotecas de la zona que sólo ponen música africana. Malabo, en Leganés, o Keep, en Alcorcón, son las más importantes.

Moana, casada con el pinchadiscos de la discoteca Sueños -el decano de los clubes africanos en Madrid, con más de 20 años de actividad y ubicado en el barrio de Estrecho-, ha puesto nombres bubis (etnia a la que pertenecen los originarios de Bioko) a sus tres hijos nacidos en España: Wanamila ('Bailarina'), de ocho años, Rimote ('Mujer Grande', en honor a su suegra), de seis años, y el pequeño Momo Javier (Hermano Javier), de cinco meses. Moana y su paisanos, sean músicos u hosteleros, hablan todos español, mantienen su lengua bubi y no desdeñan el pidging, la vulgarización que el inglés ha sufrido al mezclarse con otras lenguas. La palabra strit -en lugar de street, calle en inglés- da nombre a la banda de Moana.

Sonido bubi en Tirso de Molina

La nueva inmigración aún no ha acuñado un estilo o género con denominación propia, pero es indudable que hay sonidos nuevos en Madrid que no se hubieran producido de no venir tantos africanos o caribeños a instalarse aquí. La comunidad ecuatoguineana, acaso la más numerosa llegada de África, ha consagrado a Las Hijas del Sol, un dúo que resulta imprescindible para entender el Madrid musical del siglo XXI. En sus canciones aparecen las plazas de Tirso de Molina o Atocha, alternan su lengua materna (bubi) con el castellano, y el sonido acerca tanto a su país como a lo mejor del pop madrileño. La Malabo Strit Band intenta seguir sus pasos. Lo mismo que Baron Ya Buk-Lu, que procede de la parte continental de Guinea. El colectivo de músicos y cantautores agrupados en La Habana Abierta hacen lo mismo, pero con origen en Cuba, como Gema Corredera o Pável Urkiza, dos tremendos músicos que formaron pareja artística por los bares de Madrid. Gran parte de esta movida ha tenido dos focos de difusión: Suristán, el local de la calle de la Cruz donde empezaron muchos de ellos a tocar, y Nubenegra, el primer sello discográfico que se atrevió a grabarlos.

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