Un musical tardío
El relato de León Tolstoi en que se basa este musical no figura entre lo más destacable de la obra del gran maestro ruso, y la adaptación de Enrique Llovet, utilizada ya hace una docena de años, conserva incongruencias como la canción que abre el montaje, la del pobre palafrenero que canta que está tan ocupado por su amo que ni siquiera tiene tiempo para... cantar. Más allá de esos detalles, esta especie de simulacro de bestiario tiene en la historia de la literatura ejemplos de mayor enjundia, como los de Kafka o los de Orwell, y no se alcanza a comprender el interés en montar un texto, convertido en musical, que narra las desventuras de un caballo al que, como es natural, la conducta de los animales humanos le parece algo de lo más extraño, en una especie de fábula inversa que poco añade a la comprensión del carácter equino y casi nada a la de la conducta humana.
Historia de un caballo
De Mark Rozovsky y Yuri Riashentsev, sobre un relato de León Tolstoi, en versión de Enrique Llovet. Intérpretes, Carlos Hipólito, Francisco Valladares, Pilar Barrera, Enrique Simón, Angel Amorós, Javier Collado, Juanjo Pérez Yuste, Víctor Criado... Iluminación, Quico Gutiérrez. Vestuario, Montse Amenós. Escenografía, Ana Garay. Adaptación musical, José Nieto. Coreografía, Teresa Nieto. Mimografía, José Piris. Dirección, Salvador Collado. Teatro Principal. Valencia.
Supongo que el interés de una obra de esta clase para un actor tan dotado como Carlos Hipólito reside en la posibilidad de vivir la experiencia que te convierte en caballo por un par de horas sin dejar de ser humano, y por ahí está, en su interpretación del animal que narra la historia, lo más interesante de un espectáculo que tampoco pasará a la historia por su brillantez coreográfica, más mimética en su conjunto que el Patizanco (tal es el nombre del animal no humano que cuenta su historia), ni por la progresión dramática de unos números musicales que siempre requieren de una salida hablada. Una escenografía bonita y un vestuario muy a propósito completan este musical, que se ha quedado algo antiguo a estas alturas, y en el que Francisco Valladares demuestra que conserva voz y compostura.
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