El patrón marinero

El nuevo presidente de la Cámara de Comercio de Madrid nació hace 63 años en el seno de una familia de clase media de 12 hermanos. Gallego de Vigo, Fernando Fernández Tapias era un mal estudiante; por ello, su padre le puso a trabajar a los 15 años en la lonja marinera. Los madrugones, la compra y venta de pescado, la crudeza del entorno y la dureza de los hombres de la mar cimentaron su carácter y despertaron el talante negociador y empresarial que luego ha desarrollado. Formado lejos de las aulas, acudió, sin embargo, a un curso de gestión en Deusto, donde destacó por su instinto para los negocios. Se casó a los 25 años con Chiqui Riva Suardíaz, y la buena sintonía personal con su suego, conocido naviero, le sirve de botadura profesional.

Primero por cuenta ajena y unos años más tarde por cuenta propia, Fernández Tapias apuesta fuerte por el transporte marítimo (coches y, luego, petróleo). Ambas actividades tenían su riesgo, justo lo que este empresario ha afrontado en su trayectoria, según subrayan quienes le conocen bien. La guerra del Golfo, en enero del 1991, pone en la picota su negocio al no encontrar tripulación para sus barcos por el peligro en el mar. Recordando lo que su padre hizo con él, colocó en cada barco a uno de sus cuatro hijos, y la experiencia fue positiva. Superado el mal momento, apuesta siempre por la vanguardia en el transporte marítimo y hoy su grupo de empresa factura más de 20.000 millones de pesetas y da empleo a un millar de personas.

Fernández Tapias, que suma dos matrimonios y dos divorcios, también navegó durante una corta travesía por los procelosos mares de la farándula, aunque en la actualidad mantiene una relación estable con Nuria González, dedicada al mundo de la moda e hija de un diputado del PP. Coqueto hasta el más mínimo detalle para la ropa, amante de la cocina gallega y del marisco, le gusta hacer la compra de pescado los sábados por la mañana y es un maniático de El Corte Inglés, empresa que preside su íntimo amigo Isidoro Álvarez. Tiene fama de generoso y marca la líneas de negocio de sus empresas, aunque delega el día a día. Muy bien relacionado, es muy querido por sus amigos y temido por sus enemigos, quienes afirman que no se para en nimiedades para conseguir sus objetivos.

Ha pugnado por la Cámara de Madrid al entender que el anterior presidente, Juan Mato (que contó en 1998 con el apoyo de CEIM), no cumplió el programa establecido, aunque cree que las elecciones se han sacado de contexto y que la división entre los empresarios no es buena. Por eso siempre apoyó la unidad en la patronal CEOE.