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DON DE GENTES
Columna
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Padre, ¿por qué me has abandonado?

Elvira Lindo

TAL VEZ NO DEBIERA contarlo, pero lo voy a contar porque me gusta compartirlo todo con ustedes, lectorcillos de EL PAÍS: esta semana me han escrito una carta 50 historiadores de Teruel. En dicha misiva me decían, con mucha educación, eso sí, que en mi anterior artículo había escrito 'pergamino egipcio', y que ellos tenían una antología del disparate que se nutría fundamentalmente de lo que escribían los columnistas iletrados y, que si no me molestaba, les gustaría tenerme en un lugar de honor. Me mandaban de regalo un libro sobre 'papiros egipcios' y me deseaban éxitos, salud, y recuerdos para Bicoca. Firmaban: cincuenta historiadores turolenses. Fui corriendo a enseñarle la carta a mi santo, porque creo, honestamente, que mi correspondencia está adquiriendo un nivel. Ya no es sólo la cosa del principio, mujeres que, cercanas a la menopausia, me decían que se identificaban con mis problemáticas. Le dije a mi santo: '¿Qué te parece? ¿No crees que mis artículos despiertan ya un apreciable interés cultural?'. '¿Ésa es la única conclusión que sacas?', me dice. Y yo le digo: 'Bueno, y que en Teruel casi todo el mundo debe de ser historiador'. '¿Y nada más?'. 'Y... que todos los historiadores de Teruel me leen', dije yo mirando al suelo.

-Por Dios, un poquito de nivel, Lindurri, hay que repasar los artículos. A día de hoy os hacen la reválida de Pilar del Castillo a los columnistas que hicísteis el BUP, como una ITV, y no la pasábais ninguno.

-Lo que me consuela -dije, mientras una lágrima recorría mi mejilla derecha- es que hay gente que cree que tú me escribes los artículos.

Conste, y lo digo en defensa propia, que a mí el mundo egipcio me ha tirado siempre lo que más. Me sé La corte del faraón de arriba abajo. De hecho, cuando mi santo me pidió la mano, yo le pregunté si se sabía dicha zarzuela, a fin de interpretarla en esas horas de amuermamiento que pasan los matrimonios. Dijo que sí, y entonces le di la mano y el resto de mi anatomía, y él se quedó un poco aturdido ante mujer tan generosa. Desde entonces vivimos en pecado. Me sorprendió, por cierto, hablando de historiadores, que Marichal dijera el otro día que en España todo está aún bajo el yugo de la Iglesia. Lo que yo digo, será a un nivel digamos espeleológico, porque en lo tocante a ese nivel superficial que vemos las personas que no somos historiadores... En una semana, el cura de Valverde del Camino ha salido del armario, y no contento con eso, sale en el programa de la Quintana para que los telespectadores voten si la Iglesia debe echarlo; y en esa misma semana, un gay del PP cuenta que ha tenido relaciones íntimas con tres obispos y que como haya represalias contra el padre Mantero, sacará a los tres obispos del mismo armario.

Llamo a mi amigo gay y le pregunto parafraseando a Lenin: '¿Qué hacer?'. Me dice que hay quien está planteando montarle a Mantero una capilla en Chueca para que diga sus misas. Gracias al padre Mantero, dice mi amigo, hoy por hoy muchos/as estamos más cerca de Dios; eso sí, en un terreno práctico, te diré que aquí no puede venir el padre Mantero a echarnos la misa del domingo a las doce porque a esa hora todas estamos durmiendo; si acaso a las ocho de la mañana, una misa after hours.

Pienso que aquel militar que salió del armario -al que saludo con frecuencia en el barrio rosa-, el padre Mantero y este simpático militante del PP podrían plantearse montar un conjunto tipo The Village People, cada uno con su respectivo uniforme (¿para cuándo un miembro del cuerpo de la Guardia Civil?). A todo esto, otro amigo gay (es difícil para una mujer tener en la actualidad un amigo heterosexual) me dice que él no es partidario de semejante integración, que un cura con look de Chueca pierde morbillo. Mi amigo es muy de Truman Capote, al que le gustaba contar que un día, estando en cama con gripe, había acudido un médico eminente a meterle el palito de madera en la garganta y, según le estaba enseñando Truman la lengua, aaaaa, el doctor se le metió en el lecho. A Truman le gustaba contar historias de señores muy señores, padres de familia, a los que de pronto se les iba la pluma. A Truman, como a Proust, le gustaban los hombres, hombres; los obispos, obispos, y los del PP, del PP. Y los talibanes, talibanes, porque, por cierto, ¡cómo está Kandahar!, en un reportaje del New Yorker leo que, por un lado, el castigo que prevé el islam-talibán para un homosexual es que se le pase un tanque por encima, y por otro, el periodista John Lee Anderson ha descubierto una serie de fotos que se hacían los talibanes en parejas, tomados de la mano, con uñas y morros pintados asomando por esas barbas fundamentalistas que Alá les dio. He visto las fotos y, desde aquí lo digo, estoy impactada. Lo de Kandahar viene de antiguo, de ahí este refrán afgano: 'Los cuervos que vuelan por Kandahar se tapan el culo con una pluma, por si acaso'.

No sé qué pensarán Aznar y la primera dama del militante que quiere sacar obispos del armario si al padre Mantero le castigan. Sería bonito que ahora un gay del PSOE amenace con sacar a miembros del Ejecutivo del PP del armario si toman represalias contra su militante. Y así, un ounting sin fin. Ya lo cantaba Martirio: 'La acera de enfrente ya no es lo que era / que se ha convertido en una alameda'.

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Sobre la firma

Elvira Lindo
Es escritora y guionista. Trabajó en RNE toda la década de los 80. Ganó el Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil por 'Los Trapos Sucios' y el Biblioteca Breve por 'Una palabra tuya'. Otras novelas suyas son: 'Lo que me queda por vivir' y 'A corazón abierto'. Su último libro es 'En la boca del lobo'. Colabora en EL PAÍS y la Cadena SER.

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