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Entrevista:ANTONIO LIS | Comisionado de la Generalitat para la Inmigración

'La inmigración tal vez no sea la solución a los problemas demográficos'

Antonio Lis, de 44 años, lleva al frente del Comisionado de la Inmigración de la Generalitat algo más de mes y medio marcado por la provisionalidad. Hasta que se le conceda una ubicación definitiva ocupa la sala de reuniones del secretario de la consejería de Bienestar Social. Entre los pocos objetos personales que visten la estanteria del despacho hay una fotografía dedicada del presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, una pequeña figura de una oveja negra 'por mi condición de miembro del PP con pasado izquierdista' y un pequeño pozo metálico 'en alusión a mi final en política'. Encima de la mesa un encendedor de plástico de Canal 9 y una calculadora de la Diputación de Valencia dan testimonio de sus anteriores ocupaciones políticas.

'Debemos entender que los inmigrantes son seres humanos como nosotros'
'La eliminación de las fronteras es irresponsable y al final produciría racismo'

Pregunta. ¿A qué obedece la creación del Comisionado?

Respuesta. A la percepción del Consell de que la inmigración va a ser un fenómeno in crescendo y uno de los elementos que va a transformar nuestra sociedad en los próximos años por lo que hay que abordarlo.

P. ¿Por qué Eduardo Zaplana le eligió a usted?

R. Creo que por mi perfil. Entiende que hay que llevar adelante políticas avanzadas en esta materia y mi perfil dentro del PP ha sido el de estar en posiciones progresistas y avanzadas. Soy un político bastante transpirable con la sociedad y me integro en una consejería que se caracteriza por políticas avanzadas en lo social.

P. ¿Cuáles son las competencias del Consell en inmigración?

R. En inmigración hay dos cuerpos de competencias: las referidas a la admisión (fronteras, extranjería, regularización) y las relativas a integración. Nuestras competencias son las de promover la integración social a través de su integración laboral, el acceso a condiciones de vivienda digna, la sanidad y el terreno educativo. También trabajar para lograr una sociedad de buena acogida.

P. ¿Puede concretar la función del comisionado?

R. El impulso, coordinación y seguimiento de las políticas que la Generalitat lleve adelante en materia de integración social de inmigrantes, que afecta a las consejerías de Bienestar Social, Sanidad, Educación y Empleo. Lo primero que tengo que hacer es diseñar la estructura administrativa que desde la consejería abordará el fenómeno.

P. ¿De qué plantilla contará [hasta el momento a Lis le acompaña una secretaria]?

R. No tiene por qué ser demasiado extensa. Si hablamos de cuántos funcionarios de la Generalitat estarán dedicados en labores de inmigración la plantilla es numerosísima. La del Comisionado oscilará entre las 10 y las 15 personas y su nombramiento será inminente.

P. ¿Cuál será su presupuesto?

R. Hay un argumento falaz: se ha creado un Comisionado sin plantilla, ni presupuesto luego no estamos haciendo nada. Esto no es verdad. Se está haciendo mucho a través de los distintos departamentos de la Generalitat. El presupuesto del Comisionado es el de una unidad de pensamiento y coordinación. Si tenemos en cuenta la inversión del Plan Valenciano de la Inmigración son decenas de miles de millones de pesetas.

P. Hace poco las asociaciones de inmigrantes se quejaron del retraso del Plan, anunciado hace un año.

R. Nadie ha de caer en la tentación de instrumentalizar o vampirizar el fenómeno migratorio. El Plan ha de ser un documento específico para la inmigración en la Comunidad y fruto de un consenso. Primero hay que hacer un diagnóstico muy serio del fenómeno migratorio y a partir de ahí enumerar los planes de acción concretos en áreas de atención primaria, formación laboral, de respeto y desarrollo de sus propias culturas entre nosotros, vivienda, educación...

P. ¿Cuando estará operativo?

R. Habra que esperar a finales de 2002 o primer trimestre de 2003. Cualquier otra fecha es una irrealidad.

P. ¿Ha contactado con la delegada del Gobierno, Carmen Mas, sobre el problema de colas en las oficinas de extranjeros?

R. He conversado en alguna ocasión, con el fin de ver cómo se podía aligerar lo más posible el proceso [de regularización], ya que aporta incertidumbre y los valencianos debemos entender que los inmigrantes son seres humanos como nosotros y difícilmente integrables durante este proceso. Sin ser una competencia de la Generalitat, afecta negativamente a la disponibilidad y los procesos de integración social que queremos llevar adelante. En este sentido nos compete,

P. ¿Qué opinión tiene de la Ley de Extranjería?

R. Ha sido injustamente criticada, lo que no quiere decir que sea la mejor de las leyes posibles. Se ha convertido en un ariete político, y esto no me gusta. Las legislaciones de Alemania, Francia, Inglaterra, Suecia o Italia son tanto o más restrictivas que la Española. Habría cuestiones en relación con el permiso de trabajo y la integración laboral que convendría que fueran más dinámicas. La eliminación de las fronteras es una solución utópica, radicalizada, irresponsable y que al final produciría brotes de racismo, xenofobia y el desarrollo de políticas de extrema derecha contra la tolerancia, la interculturalidad y los inmigrantes.

P. Hay estudios demográficos que apuntan que harían falta 10 millones de inmigrantes para mantener la población española en 2050

R. Es un tema engañoso. A medio plazo hay un problema demográfico por el decrecimiento de la tasa de natalidad. ¿la solución a esto es la inmigración?, probablemente no. La inmigración es un alivio. El problema es que el incremento de la inmigración vendrá por el reagrupamiento familiar. Cuando los inmigrantes quieran algo tan humano como reagrupar su familia pasaremos de los dos millones que hay a seis o siete que generará su propia descendencia en 2050.

P. ¿Comparte la opinión vertida por sectores policiales que vinculan el aumento de la delincuencia con el de inmigrantes?

R. También es inmigrante Zidane [jugador del Real Madrid] y no es delincuente. La delincuencia está asociada a la exclusión social, la pobreza, la miseria y la desesperación, no a la raza. Me preocupa la vinculación que se hace con el colectivo magrebí. Es injusto y peligroso.

P. La mayoría de los valencianos no se declara racista pero prefiere no tener a inmigrantes de vecinos o en la clase de sus hijos. ¿no es esto contradictorio?

R. No debemos fustigarnos. El valenciano no es más tendente al racismo al reaccionar con preocupación u oposición ante fenómenos que alteran su vida ordinaria. Somos gente normal comparables a los catalanes, los madrileños, los murcianos, franceses o italianos. Es normal que el habitante de una sociedad sienta extrañeza ante lo otro, más aún cuando lo otro produce alteraciones negativas o problemáticas en su vida. Y eso genera una situación de doble moral que sucede en todas partes.

P. Tradicionalmente la atención a los imigrantes ha corrido a cargo de entidades que ocupaban el espacio que dejaba libre la Administración ¿Va a cambiar esta situación?

R. Éste es uno de los temas complejos con los que me he encontrado. En origen no hubo dejación de funciones sino un impacto rapidísimo que pilló a la Administración desprevenida y desbordada. Quizás no hubo claridad de las dimensiones que iría tomando el fenómeno. La Administración lo que ha hecho es ayudar a las organizaciones no gubernamentales. Está claro que deberá haber una red pública programada y racional de asistencia al fenómeno, pero eso se combinará con el trabajo que realizan las ONG, desde un punto de vista más racional. La Administración toma por primera vez su responsabilidad en el mundo de la inmigración.

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