La pintura gana la baza al mueble en el Salón de Anticuarios de Barcelona
La feria se clausura hoy con un descenso de visitantes y en un clima de incertidumbre
En tiempos inciertos, el comprador apuesta sobre seguro. Las grandes firmas en pintura son actualmente mejor inversión que cualquier mueble isabelino. Y así se ha constatado en el Salón de Anticuarios y Arte Moderno de Barcelona, que hoy se clausura en el recinto ferial de Montjuïc y cuya edición de 2002 se cierra con un descenso de los visitantes y un clima de incertidumbre que ha hecho que los compradores apostaran por la pintura de firmas solventes.
Ayer sábado eran 3.000 las piezas que habían salido del recinto ferial con el justificante de compra. ¿El valor de las obras vendidas? Puede oscilar entre unos pocos cientos y varios miles de euros. Pero lo que parecían constatar los anticuarios era que donde más afectadas estaban las ventas era en el sector del mobiliario, en las obras de arte firmas discretas y en trabajos menores de artistas consagrados.
En la galería Artur Ramon, el cuadro Retrato de Emilio Fernández, de Ramon Casas, lucía el punto rojo distintivo de que la obra había sido vendida. 'Muy defraudado me habría quedado si no se hubiera vendido', decía el anticuario y presidente del salón, Artur Ramon Navarro. Jaume Xarrié, antecesor de Artur Ramon Navarro en el cargo, explicaba: 'Una pieza de calidad, si tiene un precio adecuado, siempre se vende'. Según Xarrié, 'actualmente el comprador puede adquirir piezas por conductos diversos y por ello hay que resituar el salón con una oferta que sea única'.
Xarrié añadía que con relación al Salón Feriarte de Madrid, éste es el primer año que Barcelona ha vendido más, aunque matiza que esto no significa un éxito de ventas. Para el ex presidente del salón, no ha sido un año especialmente bueno. ¿Las causas? 'En este sector, el anticuario es el mejor cliente del anticuario. Si uno vende, compra. A la ciudad holandesa de Maastricht, donde se celebra uno de los más importantes salones de Europa, no han acudido los estadounidenses, lo que ha repercutido en otras ferias'. ¿La solución para Barcelona?: 'Madrid vende más porque atrae a coleccionistas de toda España que no se desplazan a Barcelona. Por eso nosotros tendríamos que internacionalizarnos más y buscar a los clientes en todo el ámbito mediterráneo'.
José Jiménez es un anticuario vasco afincado en Madrid. No acudía al salón de Barcelona desde 1991. Ha notado una mejora en la organización, pero considera que no ha habido demasiados visitantes. 'Feriarte en Madrid, pese a una edición más floja que la de 2001, se ha convertido en un referente para el coleccionista español. Barcelona, de momento, sigue teniendo un ámbito local', dice Jiménez, que expone un bargueño mudéjar catalán de los siglos XVI y XVII que vende por 40.000 euros. El anticuario afirma que la proliferación de ferias del sector en España aumenta la competencia.
Un punto de vista diferente lo aportaba Marc Domènech, de la galería Oriol, que evalúa así las ventas que ha realizado su galería: 'Están en un término medio. Ni bien, ni mal'. Domènech lamenta la proximidad de fechas entre el Salón de Anticuarios y la Feria Arco de Madrid. 'Actualmente, el mismo comprador que se interesa por una talla del siglo XVIII lo hace por una pintura de Antonio Saura. Y con la proximidad de fechas, quizá los coleccionistas se han reservado'.
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