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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una aproximación al Lejano Oriente

Si hay una zona geográfica en donde las tensiones de la época se manifiestan de una manera abiertamente espectacular, ésa es la de los países asiáticos del Pacífico. Las contradicciones entre una tradición resistente a la conciencia histórica y un desarrollo tecnológico y económico vertiginoso, las convulsiones palpables en el incesante y traumático proceso de transformación de los paisajes urbanos, los continuos espasmos a los que termina por habituarse la existencia cotidiana, todo ello conduce por necesidad a unas formas culturales particularmente radicales y explosivas, que no podían dejar de ejercer también un influjo determinante en el mundo del arte.

Es la imagen de esa Asia 'vibrante' y poderosamente palpitante la que se intenta evocar en esta exposición que acaba de inaugurarse en el Espai de Castellón. Su comisario, Hou Hanru, nacido y educado en China, aunque instalado en París desde hace años, se ha venido especializando en propuestas característicamente orientadas a subrayar esos contrastes civilizatorios de implicaciones antropológicas. En esta ocasión se trata de una muestra compuesta en buena parte de trabajos y proyectos específicamente concebidos para el espacio, debidos a 11 artistas (algunos colectivos) de China, Taiwan, Corea, Japón, Tailandia y Singapur, todos ellos nacidos en las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado y, por tanto, bien provistos de información concerniente a las últimas tendencias de la civilización y del arte.

ASIANWIBE. ARTE CONTEMPORÁNEO ASIÁTICO

Espai d'Art Contemporani de Castelló Prim, s/n. Castellón Hasta el 31 de marzo

Como era previsible, dado el sesgo que el arte parece haber adoptado en todas partes, sometido a las exigencias de la globalización pero empeñado todavía en conferirle una dimensión en donde quede preservado al menos algo de las viejas diferencias culturales, lo que encontramos son trabajos en los que se combina lo propio con lo universal: las nuevas tecnologías y las nuevas actitudes como paradójico vehículo de experiencias tradicionales.

Los representantes chinos insisten sobre todo en el asombro al que conducen los contrastes entre lo más antiguo -en su caso, más que milenario- y lo nuevo. Zhu Jia presenta una vídeo-instalación, Passage, en donde se muestra el frenesí con que se construyen (y, por tanto, se destruyen) edificios y barrios en Pekín y sus alrededores (uno piensa en lo precavido que fue el emperador que cercó su ciudad prohibida). Zheng Guagu, chino del sur, presenta asimismo una instalación, El canal chino en la telecomunicación global, repleta de monitores, música y ventiladores, así como papeles, folletos y panfletos volanderos, a modo de 'imagen alegórica' de la caótica vía china hacia la modernización.

Chinos son también Michael Lin, de Taiwan, y el colectivo Videotage, de Hong Kong. Éste ofrece una selección de sus vídeos. En cuanto a Michael Lin, ha construido uno de sus 'lugares de reposo y encuentro', una amplia y cómoda plataforma en donde los espectadores pueden reclinarse sin complejos al modo asiático, entre cojines, y ponerse a charlar, a descansar, o bien a contemplar la instalación Video Garden (con vídeos de más de quince artistas también asiáticos).

Los coreanos son algo más esquinados. Young Hae Chang Heavy Industries, con sede en Seúl, proyecta una página web relativamente entretenida; Yisa Bahc ocupa el exterior del edificio y siembra un estanque, cubierto para la ocasión, de diversos objetos coreanos a manera de cuerpos tomando el sol; la pareja formada por Sora Kim y Gimhongsok, comprensiblemente interesada por el mundo financiero, propone la fundación de una especie de banco alternativo en el que todos los que lo deseen pueden abrir su cuenta corriente depositando cualquier cosa: dinero en la divisa que se quiera, o bien objetos de valor (del valor que se quiera), con la seguridad de que la inversión, siempre vigilada, no será robada, no será requisada, ni será en vano.

Los japoneses, como siempre,

son caso aparte. Es una lástima que en esta exposición no haya más. El grupo Kyupi Kyupi se dedica a las performances y (por qué no) a los vídeos, cosas que hacen en un tono crítico, desenfadado, erótico, sensual y -según se dice- 'decadente'. En cuanto a Tsuyoshi Ozawa, tenía previsto presentar una obra bastante significativa, consistente en la yuxtaposición de una 'cápsula' (como las cabinas que los ajetreados ejecutivos ocupan notoriamente en ciertos hoteles japoneses) y una especie de chabola; pero no ha podido ser; en su lugar ha traído una obra -Nasubi Galleries- compuesta de 12 pequeñas cajas (de 30×20 centímetros) dispersas por todas partes, en cuyo interior exponen otros tantos artistas.

Matthew Ngui, de Singapur, ha concebido una estructura de tuberías a través de las cuales se transmite el sonido (en los años cincuenta, este procedimiento servía para que un capitán de la marina mercante enviase órdenes que sus oficiales entendían sin grandes problemas), sólo que la estructura de Ngui es lo bastante compleja como para que lo que quede al final sea un 'sonido confuso': metáfora elemental de lo confusa que es, en efecto, la comunicación en nuestros días.

Y finalmente, el trabajo de Surasi Kusolwong, de Tailandia. De algún modo, es el más espectacular: se trata de la reproducción de un mercadillo nocturno de Bangkok (Sky Market, o bien Elija usted mismo, todo a una libra), en donde se pueden comprar cualesquiera baratijas asiáticas ('tres mil objetos de plástico'): una oferta que apenas se puede rechazar. Más allá del exotismo, se diría que el arte contemporáneo del Asia del Pacífico se parece notoriamente al del resto del planeta. Seguro que eso no es casual.

'Elija usted mismo, todo a una libra', instalación del artista tailandés Surasi Kusolwong.
'Elija usted mismo, todo a una libra', instalación del artista tailandés Surasi Kusolwong.

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