Un acuerdo para Gibraltar
La esperada ferocidad en la reacción de muchos gibraltareños al acuerdo (...) entre el Reino Unido y España para compartir la soberanía de la Roca puede ser una catarsis. Refleja un comprensible sentimiento de traición. (...) La fuerza de la insistencia gibraltareña en su carácter británico nos trae ecos de la excesiva lealtad hacia los símbolos británicos mostrada por los unionistas en Irlanda del Norte.
La verdad es que Gibraltar no forma parte necesaria u orgánica del Reino Unido. La ilusión de que debe ser defendida de las ambiciones territoriales de los españoles fue animada por la decisión tomada hace mucho tiempo de conceder la ciudadanía británica plena a sus residentes. (...) Lo que la mayoría de gibraltareños desea es preservar su actual estatuto distintivo tal como está. Para eso no es necesaria la soberanía británica y sí necesitan tener buenas relaciones con sus vecinos, además de lograr una posición asentada en el seno de la Unión Europea. Esos objetivos deberían estar asegurados en el acuerdo entre británicos y españoles que los gibraltareños, sin duda con razón, sospechan que ya se ha alcanzado. Sería paternalista que los ministros o los periódicos británicos sugieran que entienden mejor que los propios gibraltareños cuáles son sus verdaderos intereses. (...) Dando por supuesto que se le asegure a Gibraltar que no será forzado a aceptar el Gobierno de España en el futuro, el acuerdo parece un compromiso sensato. Es de esperar que cuando los gibraltareños se den cuenta de que su identidad no está siendo amenazada, se calmen.
Londres, 4 de febrero
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