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Leonskaja reivindica a Chopin como el mayor poeta del piano

La pianista de Georgia abre en Madrid el ciclo 'Grandes intérpretes'

Jesús Ruiz Mantilla

Reivindica al artista frente al que es simplemente pianista y cree que el modo de llegar a tal estado es por medio de la cultura. 'Si no sabes, si no aprendes, no puedes convertirte en un artista; simplemente, tocarás el piano'. Elisabeth Leonskaja, natural de Tiblisi (Georgia) y una de las mejores solistas del mundo, abrió ayer en Madrid el séptimo ciclo Grandes intérpretes, organizado por la Fundación Scherzo y patrocinado por EL PAÍS.

Es el mismo ciclo musical que inauguró hace siete temporadas el gran Sviatoslav Richter, a quien esta pianista de sonrisa generosa, que transmite una sabiduría ganada con voluntad y mucha serenidad, considera su maestro. 'Richter me acogió en Rusia cuando yo pasaba momentos difíciles. Habían muerto mis padres y me acababa de divorciar. Me pasaba en su casa los días enteros', cuenta. Así comenzó una relación que luego fue fructificando en arte hasta el punto de que dieron recitales juntos a dúo y grabaron algunos discos. 'Mi relación con él ha sido el acontecimiento más importante de mi vida. Fue un maestro como artista y como ser humano', relata mientras enciende sus ojos azules profundos sin tregua.

Luego les separó el exilio. En 1978, Leonskaja se refugió en Viena, donde vive ahora. Allí, quien hoy comparte el reino de las intérpretes femeninas con la portuguesa Maria João Pires o la argentina Marta Argerich, aprendió el precio de la libertad. 'Precio es la palabra justa. La libertad es importante para hacer todo o para no hacer nada. Es algo que está dentro de ti, en tu interior, fuera lo que queda es la realidad'. Es una de sus enseñanzas aprendidas a golpe de soledad, estudio y esfuerzo.

Repertorio

Pese a haber sufrido, Leonskaja es optimista. ¿Qué le gusta hacer cuando no se dedica a la música? 'Todo', responde. Luego recapacita y va clasificando sus sueños. 'Me gustaría ser actriz', cuenta. No le habría costado esfuerzo, porque su rostro bien puede ser el de una de esas estrellas maduras con cosas grandes que contar.

Habla, por ejemplo, de su repertorio. Piensa ampliarlo. Ha abordado a grandes románticos como, Liszt, Chopin, Brahms y ahora está más centrada en el siglo XX, con Prokofiev, Debussy, Gershwin o Alban Berg. Defiende a Chopin como el más sensible. 'Era el gran poeta del piano, un gran romántico de corazón que decía: 'Trato de seguir la sombra de mis pensamientos porque cambian constantemente'. Una frase enigmática que está en sus sonatas, sus nocturnos, sus polonesas y, por supuesto, en sus preludios, dice Leonskaja.

Y una frase que debe meterse en la cabeza de quien desea convertirse en pianista. 'Para esta vida se necesita talento, carácter, amor al trabajo. Si tienes mucho talento, necesitas trabajar más, pero sobre todo hay que ser una persona culta, saber qué es cada cosa; si no, nunca llegarás a ser un artista'.

Elisabeth Leonskaja, en el Auditorio Nacional de Madrid.
Elisabeth Leonskaja, en el Auditorio Nacional de Madrid.
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Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

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