Botellona
¿Hasta cuando debemos seguir gastando paciencia en el tema de la botellona? Tenemos, todos los vecinos afectados por este tema, las razones suficientes, hace ya muchos años, para levantarnos y manifestarnos de todas las maneras posibles para que se escuchen nuestras protestas. Tenemos derecho a presentar nuestras reclamaciones y quejas a la administración de los ayuntamientos, que en el caso del consistorio sevillano, lleva conculcando nuestros derechos constitucionales hace muchos años. Y para colmo, después de la sentencia del TSJA referente al tema, Monteseirín sale diciendo que no sólo la responsabilidad es del ayuntamiento anterior, sino que ahora tendrán más armas para luchar en contra de este problema. La solución estaría más cerca si ustedes pusieran de su parte, cosa que no han hecho en todo el tiempo que llevan en el ayuntamiento, ni tan siquiera lo han intentado. Tan sólo haciendo cumplir los horarios de cierre de los establecimientos de venta de bebidas y de consumo de bebidas en la calle, el problema sería mucho menor. Pero eso no se hace ni se intenta.
Vivo en la calle Pérez Galdós, Sevilla, zona de la Alfalfa. Una zona martirizada por este fenómeno. Aquí los locales no cierran en toda la noche y los establecimientos de venta de botellón tampoco. La policía hace caso omiso a nuestras denuncias y la delegación de Medio Ambiente del Ayuntamiento tampoco. En la referida calle hay un geriátrico cuya entrada sirve para que los clientes del bar que hay justo enfrente consuman sus bebidas y estupefacientes durante toda la noche. Las denuncias del geriátrico son numerosas y el caso que el consistorio les presta es ninguna. Locales como este, que se saltan a la torera cualquier tipo de norma o ley, horarios, aforos, licencias, insonorización, etc., proliferan por la zona; la rara vez que la policía acude (nunca de forma expontánea, siempre reclamada), nunca constatan hechos, hechos que son evidentes. Por eso nuestra sorpresa de que ahora vengan diciendo que por fin ya tienen forma de actuar. Ustedes y su dejación de funciones tienen la responsabilidad, ¡arréglenlo, es su obligación!, y si no dimitan por incompetentes.
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