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Se inicia el juicio contra el profesor acusado de matar a una prostituta

La Audiencia de Madrid inicia hoy el juicio contra Vicente Isabel Burgos, de 31 años, un profesor de matemáticas de Pozuelo de Alarcón, acusado de matar el 2 de mayo de 2000 a una prostituta, Esther Redondo, de 27 años. El fiscal pide para el acusado 20 años de cárcel por un supuesto delito de asesinato. Tras una noche de copas, Burgos citó supuestamente a la víctima en su casa de Pozuelo, la misma en la que impartía clases a una treintena de alumnos, y le asestó dos profundas cuchilladas con un machete; luego, quemó con cigarrillos algunas partes de su cuerpo.

La acusación popular, que ejerce la Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, solicita 20 años de cárcel para Vicente Isabel por asesinato. La abogada defensora, María Nieves Pérez-Ravelo, pedirá la absolución por entender que su cliente actuó bajo un fuerte trastorno mental provocado por la gran cantidad de alcohol que consumió esa noche para apagar su estado depresivo. Tenía problemas con el padre de su novia, un guardia civil de rígida disciplina, según Pérez-Ravelo.

Según el escrito del fiscal, los hechos se remontan al 2 de mayo de 2000, cuando el acusado, estando en su vivienda, en el número 7 de la avenida de Europa de Pozuelo de Alarcón, llamó por teléfono a la que después se convertiría en su víctima. Ésta se anunciaba como prostituta en un diario con el seudónimo de Cristina. No era la primera vez que había requerido sus servicios. Sobre las once de la mañana de ese día, la joven se presentó en el domicilio del acusado y ambos acordaron mantener relaciones sexuales.

Pintadas en las paredes

Mientras mantenía a la chica desnuda y tumbada boca abajo en el suelo del salón de la vivienda, el profesor cogió un machete de 14 centímetros de hoja que había colocado previamente en el sofá de esa habitación y le asestó dos puñaladas. La primera le causó una herida inciso-punzante en la región dorsolumbar que no era mortal, pero sí lo suficientemente impactante como para que la joven se quedara sin posibilidad de defensa.

La segunda puñalada le originó una herida incisopunzante en la pared abdominal. El acusado 'barrenó', según el fiscal, el arma sobre su propio eje y finalizó el trayecto en la aorta abdominal, 'la que secciona de forma incompleta produciendo una hemorragia abdominal masiva que acabó con la vida de Esther por shock hipobolémico en pocos segundos'. Tras el crimen, el acusado huyó en su coche y estuvo varios días vagando sin rumbo por tres provincias limítrofes con Madrid. Finalmente se entregó en el cuartel de la Guardia Civil de Mora (Toledo), localidad cercana al municipio en el que vivía su novia. En el cuartel, el acusado declaró que no recordaba nada de lo ocurrido la mañana del crimen. Antes de huir escribió una veintena de pintadas en las paredes de su casa en las que manifestaba el amor que profesaba a su novia.

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