Mourinho recala en Oporto

Excelente conocedor de la Liga española y del Real Madrid durante sus cuatro años como adjunto de Robson y Van Gaal en el Barça, el portugués José Mourinho, de 39 años, ha llegado al Oporto para salvar al club de la mayor crisis de sus últimos 20 años. El Oporto, próximo rival del Madrid en la Liga de Campeones, fue eliminado la pasada semana de la Copa de Portugal por un humilde Spórting de Braga y se encuentra en el quinto puesto de la Liga, a siete puntos del líder (el Spórting de Lisboa). No había descendido del segundo lugar desde hacía más dos décadas. En la última obtuvo siete títulos de Liga, cinco de ellos consecutivos.

Trabajador, competente, altivo y algo vanidoso, Mourinho se enfrenta a su mayor desafío profesional como primer entrenador: recuperar la confianza del primer equipo portugués en los últimos años y levantarle de ese quinto puesto a mitad del campeonato y con una plantilla heredada y sin posibilidad de refuerzos, todo lo contrario de lo que él mismo había diseñado para principios de la próxima temporada.

Contratado para los dos próximos años, Mourinho dirigió su primer entrenamiento sin la presencia de los medios de comunicación y explicó que los detalles sobre su fichaje, aún pendientes, los resolvería 'en cinco minutos' con el presidente del club desde hace exactamente 20 años, Jorge Nuno Pinto da Costa, una simbiosis a la portuguesa del carisma de Santiago Bernabeu y el populismo de Jesús Gil. Hijo de futbolista y entrenador, José Mourinho era recogepelotas cuando su padre dirigió el ascenso a Primera División en la temporada 1978-1979 del Unión de Leiria, precisamente el club que ayer abandonó el ex barcelonista. Su discreta carrera como jugador forzó su rápido traslado a las tareas técnicas. Siendo muy joven se hizo cargo de los júnior del Vitória de Setúbal, su tierra natal, para trasladarse posteriormente al Estrela de Amadora, otro club de los alrededores de la capital. De ahí pasó al Spórting de Lisboa como adjunto y traductor de Bobby Robson, su mecenas deportivo y quien le llevaría hasta Barcelona.

Curiosamente, Mourinho inició las negociaciones con los dirigentes del Oporto el pasado lunes en un hotel de Fátima, donde probablemente necesitará de la ayuda de la famosa virgen para recuperar el ánimo de un equipo seriamente afectado por los fracasos de esta temporada. El intocable presidente del Oporto, Pinto da Costa, comenzó este campeonato con un grave error, al rechazar el regreso del brasileño Jardel, un goleador que dio un sin fin de tardes de gloria y éxitos al club portugués. Precisamente Jardel, decepcionado por la traición de Pinto da Costa, se trasladó a uno de los grandes rivales del Oporto, el Spórting de Lisboa, quien encabeza la clasificación gracias a la impresionante media goleadora del brasileño (1,3 goles por partido). El hasta ahora entrenador del Oporto, Octávio Machado, consiguió limpiar la casa de algunos jugadores no deseados, pero no obtuvo los refuerzos suficientes para recuperar las glorias de antaño. El Oporto cuenta con un puñado de jugadores conocidos (Vitor Baía, Secretario, Ricardo Costa o Capucho), pero le falta plantilla, craks y la autoestima necesaria para alcanzar los triunfos de un grande.