Antonio Bueno reflexiona con sus fotografías sobre la gravidez de la materia
El Archivo Histórico presenta 'Islas del aire'
Antonio Bueno (Madrid, 1956) ha retratado los minerales como si fueran, nunca mejor dicho, 'islas del aire', el título con el que presenta su selección de imágenes en el Archivo del Territorio Histórico de Álava hasta el próximo 24 de febrero. Es una reflexión sobre la gravidez de la materia que se suma a las creaciones del fotógrafo, entre las que destaca el libro Mitología en los cielos de Madrid.
El trabajo de Antonio Bueno está basado en la creación y experimentación con los conceptos y los géneros fotográficos. El desnudo, el bodegón, la naturaleza y los objetos son tratados en su obra de autor, con la que ha realizado numerosas exposiciones, tanto en España como en el extranjero.
Las aportaciones de quien es también profesor en la Facultad de Bellas Artes de Madrid se encuentran en colecciones públicas y privadas, como la del Centro de Arte Reina Sofía, el Museo de la Fotografía de Charleroi (Bélgica) o el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Al mismo tiempo, a partir de su trabajo como autor, ha colaborado en la realización de portadas de discos (Siniestro Total y su Me gusta como andas, por ejemplo) y de libros, como el citado. Ahora, en Vitoria, presenta una serie muy personal, que acude a la reflexión sobre la gravedad/ingravidez de la materia para retratar a la aragonita, el cuarzo o la pirita en ambientes fantásticos, lunares, por cuanto tienen de ausencia de gravedad. Como señala José Gómez Isla en el prólogo al catálogo de la exposición, 'las escenas que Antonio ha construido fotográficamente pervierten así cualquier tipo de lógica cartesiana'.
Devoción por el color
En estas creaciones se aprecia el gusto por unas imágenes definidas, con una particular devoción por el color, muy usual en los fotógrafos madrileños de su generación. Son esas aportaciones que triunfaron sobre todo en los años ochenta, en las que el surrealismo era el referente imprescindible dentro de las vanguardias clásicas.
Surrealismo y formalismo, porque está claro que la composición es imprescindible en las obras de Bueno, quien juega con las relaciones espaciales y de escala de los objetos fotografiados. 'Todo con el propósito de esbozar escenarios de ensueño, donde las texturas abruptas de los minerales generan nuevos mundos imaginarios', recuerda Gómez Isla.
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